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viernes, 7 de mayo de 2021

El visitante olvidado

 

                                                                              Clemencia Gómez

"La vida con un poco de silencio", parece el nombre de una película de ciencia ficción. Vivimos una época en la que el ruido se ha apoderado de las ciudades, de nuestros hogares y hasta de nosotros mismos.  Estamos perdidos en el presente, en medio de una maraña mental de un gran número de pensamientos por día. Aún en la vigilia, estamos en un sueño hipnótico, obligando al organismo a utilizar una enorme carga energética, que obtenemos de los procesos metabólicos para recomponer el equilibrio interior. Al finalizar el día, regresamos a nuestra habitación con un gran cansancio mental, parece que nuestra mente fuera un vehículo en una competencia de carreras.

Aparece el silencio como el benefactor olvidado, el personaje encerrado para que no salga, lo sentimos como el intruso, el indeseable visitante, al cual le cerramos la puerta. Preferimos encender nuestros equipos tecnológicos, para calmar el temor que el silencio nos infunde. 

El arte de hacer silencio es el medio que nos permite conectarnos con nuestro propio ser, es un puente que nos ayuda a disolver la charla mental, entrando en la consciencia no de hacer, sino de ser, podemos bucear en el mar de nuestra mente, convirtiéndonos en observadores de nosotros mismos, sin juzgarnos, ni criticarnos, que es lo que usualmente hacemos. Dejarnos abrazar por el silencio, es una buena forma de empezar a ser, porque nos facilita la recuperación de la calma perdida por los agites del tiempo actual.  

Un día para guardar silencio

En la isla de Bali, ubicada en el archipiélago indonesio, cada año en los meses de marzo o abril, se lleva a cabo una festividad llamada HARI RAYA NYEPI, que significa el día de guardar silencio. 

Una fecha en la que la vida allí se detiene, habitantes y turistas deben permanecer en sus casas y hoteles, guardando silencio para hacer creer a los malos espíritus, que la isla está vacía y así ahuyentarlos. Durante 24 horas, nadie puede realizar actividades laborales o de placer, es un día dedicado a la espiritualidad.

El silencio desborda las palabras

El escritor y crítico literario argentino, Francisco Luis Bernárdez, (1900-1978), se propaga más allá de las palabras para expresar las profundidades de su ser, el silencio se convierte en una manifestación que va más allá de los sentidos y facilita el encuentro con dimensiones inesperadas, convirtiéndose en el escudo y el arma de quien a él acude.

El silencio

No digas nada, no preguntes nada

Cuando quieras hablar quédate mudo

Que el silencio sin fin sea tu escudo

Y al mismo tiempo tu perfecta espada

 

No llames si la puerta está cerrada

No llores si el dolor es más agudo

No cantes si el camino es menos rudo

No interrogues sino con la mirada.

 

Y en la calma profunda y transparente

Que poco a poco y silenciosamente

Inundarás tu pecho transparente.

 

Sentirás el latido enamorado

Con que tu corazón recuperado

Te irá diciendo todo, todo, todo.

 

La literatura y el arte también se nutren del silencio. Cuando leemos un poema, observamos un cuadro, vemos una representación teatral, el silencio fluctúa entre el creador y el receptor, haciendo que la obra adquiera una nueva dimensión, que excede a los dos.

 

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