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miércoles, 21 de mayo de 2025

Intento de cumbre

 Alexandra Correa

Durante siglos el ser humano ha tratado de superarse a sí mismo, intentando romper las barreras de la desconfianza, enfrentándose a los miedos y las limitaciones de la mente. Hay una fuerza interna que saca el super humano que existe dentro de cada uno, llevándolo a demostrar que no hay nada imposible. Es cuestión de ganas, preparación y mentalidad.

 El encuentro con el guía era a las siete de la mañana en la plaza central de Salento. Tomamos un carro hasta el Valle del Cocora. Los morrales pesados los dejamos para que las mulas los llevarán. Eran dos caminos uno para las bestias y otro para los senderistas. El primer recorrido tardaría trece horas, veinte kilómetros hasta la finca La Playa. Los morrales personales debían contener lo apenas necesario, porque aquí hasta un pañuelo pesa, nos dijo el guía.

 Con nuestros corazones llenos de expectativas, comenzamos a ver las palmas de cera, los pájaros, los robles y los guaduales surcando el Rio Quindío. Nos llamó la atención que, en los tres primeros kilómetros nos encontramos con unos cincuenta extranjeros,  rumbo a la finca Acaime, cuyo atractivo es el avistamiento de los colibríes. Me preguntaba ¿Por qué nosotros que lo tenemos todo, ríos, paisajes, fauna y flora, no los disfrutamos? Me imagino que vienen deseosos por salir de la selva de concreto  a hacer la conexión con la naturaleza y en busca de la paz interior.

Méjico: cultura, diversidad y vida cotidiana

 


             Jesús Rico Velasco

A 2,240 metros sobre el nivel del mar se encuentra el extenso territorio de la gran metrópoli mejicana con más de 20 millones de habitantes esparcidos en 16 municipalidades con miles de barrios o localidades  interconectadas en un gran espacio sociocultural, multiétnico, con un idioma “unificado” y multifacético, con personas provenientes de todas los estados del país, que se mueven en su geografía sobre unos valles con la frescura propia de las tierras meridionales. La movilidad urbana se facilita por el sistema de comunicación del metro que une los espacios en una telaraña señalizada para entrar y salir  de la metrópoli que moviliza unos cinco millones de personas diarias.