Jesús Rico Velasco
A 2,240
metros sobre el nivel del mar se encuentra el extenso territorio de la gran
metrópoli mejicana con más de 20 millones de habitantes esparcidos en 16
municipalidades con miles de barrios o localidades interconectadas en un gran espacio
sociocultural, multiétnico, con un idioma “unificado” y multifacético, con
personas provenientes de todas los estados del país, que se mueven en su
geografía sobre unos valles con la frescura propia de las tierras meridionales. La
movilidad urbana se facilita por el sistema de comunicación del metro que
une los espacios en una telaraña señalizada para entrar y
salir de la metrópoli que moviliza unos cinco millones
de personas diarias.
El trasfondo histórico se
marca desde tiempo remotos antes de Cristo con la presencia de la cultura madre
los Olmeca que existieron en el altiplano y dejaron huellas de su existencia
con una escritura ideográfica los
glifos, el juego de la pelota, y su calendario circular que combina los ciclos
del sol y de la luna. Caminar y gastarse
los zapatos, pensando en un trasfondo de
aborígenes Aztecas y Mayas que
vivieron en estas hermosas cuadras del altiplano en donde hoy se encuentra la catedral de
Méjico con muchos edificios de la administración. De pronto aquí a unas cuadras
se encuentra el centro dé la cultura madre de Mesoamérica los olmeca (1200-400
a.C.) que dejaron huellas de su existencia
para los pueblos que llegaron después. “El calendario cíclico combinaba un calendario
ceremonial de 260 días con otro de 365 días; en los siglos después de la época
olmeca cada región mesoamericana llegó a usar un calendario cíclico similar,
aunque los nombres de los días y los glifos usados para representarlos variaban
según la región”. La civilización olmeca desapareció por problemas ambientales,
periodos de hambrunas, o invasiones de
otros grupos vecinos. En el altiplano central de Méjico floreció la
civilización de Teotihuacán cerca del lago Texcoco en donde se construyeron las
pirámides del sol y de la luna con una historia que se recuerda cada vez que se
visita ese hermoso espacio prehistórico de gran atracción turística.
Hoy llegamos a la ciudad de Méjico. Zarahy nuestra amiga mejicana que habíamos
conocido en Lima en unos de nuestros viajes a Suramérica, nos recogió en el
aeropuerto y acosados por el hambre nos llevó a almorzar “carne de Yecapixtla”
(cecina), chilaquiles y agua de Jamaica antes de subir a su apartamento a tiro
de piedra del concurrido restaurante que quedaba en la esquina. Le regalamos un
libro de nuestro nobel “Cien años de soledad” y lo puso en su mesa de centro.
El primer día salimos a visitar el museo nacional de Antropología uno
de los más importantes de Méjico y de América. Antes de comenzar vimos en el parque
a los voladores de Papantia que suben a un alto mástil de más de 40 metros de
altura y realizan una manifestación
cultural y espiritual reconocida en los
pueblos de Méjico. Cuatro personas colgadas de sus tobillos revolotean
en figuras aireadas en una ceremonia
asociada a la fertilidad vestidos con atuendos llamativos de gran colorido.
Buena asistencia de público con música de tambores, aplausos, una foto, y una ayuda económica para los artistas que
corren este riesgo en las alturas.
En la entrada al museo se encuentra la fuente
conocida como “El paraguas” con un
centro tallado en bronce con relieves que representan la “Imagen de Méjico” y
los cuatro puntos cardinales como nodos
en la historia mejicana.
El museo Nacional de Antropología de Méjico fue
inaugurado el 17 de septiembre de 1964 situado en Av. Paseo de la Reforma, Calzada
Gandhi, y Chapultepec Polanco. Tiene dos secciones principales una de Arqueología
y otra de Etnografía. Salas de Arqueología:
presenta la evolución del hombre y el
poblamiento de América. Sala de Teotihuacan:
Exhibe piezas de la antigua ciudad de Teotihuacan. Sala
Mexica: Dedicada a la cultura mexica, con la Piedra del Sol como pieza
central. Sala Maya: Dedicada a la cultura
maya, con piezas arqueológicas de gran valor. Culturas
del Norte. Culturas de Occidente. Culturas del Golfo de México. Oaxaca. Culturas
de las tierras altas Mayas. Salas de Etnografía: Pueblos Indígenas Actuales:
Muestra la diversidad de las culturas indígenas contemporáneas en México.
La piedra del sol conocida como el calendario Azteca es el corazón
mismo del museo en la sala Mexica. Se trata de un monolito el más antiguo de la
cultura Mexica que resume la relación espacio temporal de la sociedad azteca. Tallada
en basalto de olivino, mide aproximadamente 3.6 metros de diámetro y 1.22
metros de grosor. Su peso supera las 24 toneladas. Representa la visión del
tiempo con elementos de calendario y mitológicos. En el centro se encuentra el
rostro del dios Tonatiuh (Dios del sol). “Contiene símbolos que
representan los cinco soles o eras cósmicas, así como los 20 días del mes
mexica (Tonalpohualli). Tiene grabada una
fecha: matlactlihuan y ceacatl (13 caña), es decir, 1479, que se estima es el
año en que la pieza fue concluida, bajo el mandato de Axayácatl”. Fue descubierta el 17 de diciembre de 1790
durante trabajos de remodelación en la Plaza Mayor de la Ciudad de México
(actual Zócalo).
Concluida la visita salimos a caminar por la Avenida Paseo de la
Reforma y encontramos al paso una obra del artista contemporáneo Jorge Marín
“Alas de Méjico”. Las alas son símbolo universal de libertad. Reconoce el valor
de la migración e intercambio cultural en el enriquecimiento de las sociedades.
Un pequeño paseo en auto para marcar el Monumento al ángel de la Independencia
que parece tallado en oro para una excelente visualización y un reconocimiento
de la Torre Latinoamericana que en algún momento fue el edificio más alto de la ciudad. Tomando ventaja del
tiempo fuimos al Restaurante Café de Tacuba en el centro histórico. Es
uno de los lugares de mayor tradición
fundado en 1912. El menú es de platos típicos centrados en la idea de
las famosas “enchiladas”. La banda de música “Café Tacuba” adoptó su
nombre en honor a este restaurante.
Hoy vamos para Taxco “pueblo mágico” dedicado a la minería a tres
horas de la ciudad de Méjico. De paso a unos 200 kilómetros visitamos las
grutas de Cacahuamilpa para apreciar hermosas estalactitas y estalagmitas
colgadas en el techo de la gruta y paredes laterales. Conseguimos un apartamento (Abb) al lado del hotel Loma Linda para
quedarnos dejar el auto y salir en la
noche a recorrer las calles empedradas y angostas del pueblo construidas para
el paso de las carretas.
Al día siguiente caminamos a desayunar al centro de Taxco en una terraza
del Hotel los Arcos en un cuarto piso que ofrecía una vista espectacular del
pueblo enclavado en la montaña. Una caminata mañanera por la Plaza y el Museo Borda para empezar el recorrido de este hermoso pueblo
famoso por el trabajo en plata que realizan sus artesanos con invitación
especial para asistir a la Casa Figueroa o Casa de las Lágrimas muy conservada
de arquitectura arabesca adornada con mosaicos azules amarillos, muebles coloniales de madera y terciopelos
de colores llamativos que invitan al descanso. Es una casa llena de
historias de muertes que ocurrieron en
los cuartos secretos de gente adinerada que de alguna manera protegía y
ocultaba a sus hijas de los actos barbáricos de saqueadores que amenazaban la
existencia familiar.
Horas de entretención conversando con los artesanos en sus talleres y
joyerías con participación de los
orfebres y demostraciones del proceso de realizar una joya en plata que al
final terminas comprándola “un lindo anillo en plata para la niña”. Ese día los
museos Spattling y Humboldt estaban cerrados, así que caminamos hacia la
iglesia Prisca de arquitectura barroca con un altar en su interior decorado en láminas
de oro y la magnificencia de un órgano antiguo de tubos en el coro segundo piso.
Desprevenidamente tropezamos con un joyero que nos invitó a su taller para mostrar exquisitos trabajos en plata
distinguidos en reconocidos concursos
locales y nacionales. Una buena compra de joyas construidas en hojas de verdad
decoradas en plata para las tres acompañantes turistas. En el recorrido fuimos
al “Tianguis de Plateros” con más de 3000 puestos que solamente se realiza los
días sábados para la buena suerte de recorrerlos con algunas compras para regalos.
Un descanso merecido en un rincón de una pequeña plaza con un busto
dedicado a Juan Ruiz de Alarcón, escritor y dramaturgo nacido
en Taxco y educado en España, figura destacada del teatro español del Siglo de oro. Escribió veinte comedias
entre ellas La amistad castigada, Ganar amigos, Las paredes oyen, La verdad
sospechosa, entre otras. Para variar tomamos un taxi para subir hasta el
monumento de El Cristo Redentor en la cima de la montaña. Una aventura pasar
por la estrechas calles cuando se aproxima otro
carro con muchas dificultades para sobrepasar en una verdadera montaña
rusa. En la cima se ve todo el pueblo y
puedes acostarse en unas mallas metálicas para la foto con todo el
pueblo en las espaldas, mucha adrenalina para Mariana.
Salimos en la noche para participar del recorrido “las leyendas de
Taxco” con cuenteros que dirigen el recorrido con paradas en cuatro a cinco
lugares en donde el expositor hace referencia a anécdotas locales que
recuerdan tragedias o espantos que
vienen a la memoria y hacen el recorrido muy atractivo. La calle de las
infieles y alguna historia de eventos ocurridos en ese entorno, la presencia de
las lloronas en las celebraciones de difuntos, el espejo mágico, y otros del
saber popular de Taxco.
En la mañana temprano salimos
para Cuernavaca capital del Estado Morelos y desayunamos en un restaurante
llamado “100% Natural” frente a la plaza
principal con mucha fruta, huevos “Motuleros”,
pan de concha, pan blanco y moreno dulce y sabroso, una grata sorpresa
gastronómica. Caminamos y entramos a la casa de Hernán Cortes conquistador de Méjico con dos salas habilitadas con exposiciones
prehispánicas. Por una de las calles hacia la plaza principal se encuentra al
paso el museo de Arte Popular en donde
hay una exposición de las tradiciones y celebraciones con atuendos mejicanos.
En algún lugar del museo sobresale una obra con Pancho Villa revolucionario con
su vestido de guerrillero completo, un
gran sombrero de ala ancha, su figura con
bigote caído, pechara cruzada cargada de balas, fusil a la mano, pistolas al cinto, pantalón y botas guerreras , quien lideró la
Revolución mejicana con Emiliano Zapata.
Un tiempo apretado para visitar el Museo Morelense de arte
contemporáneo “Juan Soriano” y el museo
“Sonoro” con esculturas del artista plástico mejicano. Una construcción super
moderna con dos salas de exhibición, la galería principal y un foro abierto,
rodeado de jardines preciosos. La zona arborizada se muestra con senderos de
concreto, grava y tierra con espejos de
agua y esculturas monumentales del maestro plástico Juan Soriano. Tiempo para
saborear un cafecito en su acogedora cafetería.
Un fin de semana para empezar a recorrer algunos de los pueblos que se
encuentran próximos a la gran Metrópolis con distancias amigables. Regresamos a
la capital con una parada final en el Restaurante “Copacabana” reconocido por
sus enchiladas variadas, el taco de lengua y el chicharrón de queso.
El Domingo en la noche salimos hacia el Palacio de Bellas Artes para
ver el espectáculo del Ballet Folclórico de Méjico Amalia Hernández. El Palacio
es monumental ubicado en la Avenida Juárez
en el centro histórico de ciudad de Méjico. Es multifacético funciona
para opera, danza, teatro, museo, Galería de arte, librería y restaurante con
capacidad para 1590 personas.
Un espectáculo en la azotea de entrada al Palacio de Bellas Artes, la presencia de dos organilleros que todavía
conquistan la benevolencia de los asistentes haciendo sonar su mágico
instrumento con una música entamborada grabada sobre un
rodillo que alegra el corazón con notas espirituales de flautas en el aire. La
oportunidad libre de mover la manivela y poder alcanzar un sonido agradable
después de varias intentonas.
El recinto de las presentaciones es un regalo a la vista de los
asistentes. El telón es de cristal Tiffany con un millón de piezas de pequeños
espejos cristalinos opalescentes y en un dibujo
artístico se observan en el fondo los volcanes del valle de Méjico. Un
lugar privilegiado en luneta con asientos seguidos para los cuatro.
El ballet cuenta con cuarenta artistas en el escenario y un
acompañamiento de músicos de orquesta, con mariachis que van apareciendo en la
medida en que avanza la velada. Para la fecha el Ballet tiene más de 60
coreografías elaboradas por Amalia Hernández. En esta ocasión las coreografías fueron: La primera “Danza del venado” que reproduce de manera asombrosa
los movimientos de la presa ambicionada.
Danza ritual de los indígenas de
Sonora y Sinaloa dramatiza la cacería del venado por parte de los “pascolas”
(cazadores). Luego una coreografía sobre La Revolución dedicada a las
“soldaderas” mujeres que combatieron en la revolución de 1910 que produjo la integración de la
sociedad mejicana, acompañada de mariachis que alegran el ambiente y los
asistentes quisieran estar bailando y
cantando en el entablado. Un final del recuerdo la “Charrería” donde hombres y
mujeres del pueblo muestran su valentía en figuras de manejo del rejo o
“floreo” en un enamoramiento al ritmo
del zapateado. Se cierra el espectáculo con una invitación de las bailarinas
que descienden a la platea desafiando a
algunos asistentes a bailar y por supuesto me “tiré al pasillo” a danzar
con una hermosa mejicana.
Decididos a recorrer la gran Metrópolis cogimos el metro en la estación más cercana en ruta
hacia la “Plaza de la Constitución”. Un desafío inicial en medio de una
multitud de gente que se transporta en la ciudad con movilidad para casi cinco millones de personas
“diarias”. Lugar obligado el Zócalo y la Catedral Metropolitana. El Zócalo es la plaza principal o centro de la ciudad que tiene debajo el palacio de Montezuma,
recinto sagrado de Tenochtitlán. La Catedral de la Asunción de la virgen María,
situada en el lado norte de la plaza de la Constitución fue fundada en 1570 con
una arquitectura colonial, representación de arte, y artesanía religiosa.
En la Avenida de la
Reforma caminamos hacia el Museo
Nacional de Historia Castillo de Chapultepec que fue la vivienda de Maximiliano
y Carlota cuya intención fue tratar de construir un imperio francés en Méjico
en el siglo XIX. Maximiliano de Habsburgo
era un archiduque austriaco recién casado con una princesa belga. El palacio
fue remodelado con lujos y excesos con costos exagerados que se muestran en
exposición. Los príncipes llegaron a Méjico en 1864 y trataron sin éxito de
reconstruir una idea de un imperio en América. Carlota regresó a Europa y no
volvió a ver su marido quien fue fusilado en 1867 por revolucionarios en los
procesos de un pueblo convulsionado.
Carlota murió en Bruselas en 1927 de una neumonía a la edad de 86 años. El
castillo fue considerado como un lugar sagrado y estratégico por contar con los
manantiales que surtían de agua potable a la capital del imperio. Su nombre
proviene del idioma “Náhuatl” : la
palabra chapul significa “chapulín o saltamontes” y “tepec” cerro.
A tiro de piedra queda el Museo de Arte Moderno en donde había una
colección de “Bienes Patrimoniales” con la exhibición de uno de los cuadros más
importantes de Frida Kahlo “Las dos Fridas” que cumplía 80 años de su
elaboración. Es una obra al óleo sobre
lienzo cuadriculada de 173.5 por
173 cms que representa el dolor poético de su amor quebrantado con Diego
Rivera en 1939 durante su divorcio. Dos
mujeres vestidas diferentes que comparten el mismo asiento con un rostro
duplicado inexpresivo, dos naturalezas dentro de un mismo ser comunican sus dolores con corazones expuestos
pero unidos por sus arterias, venas y sangre, y elementos de separación con la
presencia de unas tijeras en señal de alejamiento de dos seres que se amaron.
“La Frida amada por el artista y la abandonada por él”.
En medio de este acontecer artístico Mariana y yo sufrimos una
gastroenteritis infecciosa y fue necesario
asistir al Hospital San José cercano a nuestro apartamento e iniciar un
tratamiento con antibióticos para manejar
la llamada “maldición de Moctezuma” causada por la exposición a las comidas mexicanas en las poblaciones que
visitamos durante el fin de semana con
rápida recuperación para continuar con las visitas programadas.
Hoy vamos a Coyoacán en donde queda la “Casa Azul” residencia de Frida Kahlo y Diego Rivera. La cola era inmensa
inesperada con programación por internet para las horas del día con una
duración de dos horas máximas por turno. Nos dieron un horario hacia las tres
de la tarde. La existencia del Museo de Cultura Popular fue una oportunidad
para asistir a la exposición de obras de Olegario Hernández “el señor jícara
grande” (“Ra'a yachi Kanú”) que es un vaso hecho de la
corteza del fruto de la güaira calabaza grande que cuelga del tronco de las
ramas más gruesas de un árbol que alcanza los cinco metros de altura. También la
exposición de joyas en papel de
Francisco Toledo “Toledo ve” un artista plástico con diversidad y belleza escultor, dibujante, diseñador , que se
inspiró en la naturaleza.
Recorrimos el parque de Coyoacán con una arborización delicada, pequeños árboles manejados para producir un paisaje
atractivo y relajante para los visitantes. Descansando después de un almuerzo en un restaurante
esquinero de la localidad y asistir a
la cola en la casa Azul en punto para el turno de las tres de la tarde. Frida una artista mexicana, muy
controvertida , sufrió un accidente en su juventud que la mantuvo en cama por
largos periodos con dificultades de movilidad, instrumentos ortopédicos para
facilitar la actividad, arneses y trajes especiales para la fijación muscular en espalada, pecho, tenía una fortaleza impresionante. Sus cuadros son autorretratos
que muestran su dolor, su amor por Diego, la enorme lucha por la vida , y el
recuerdo doloroso de la pérdida de su hijo . Tenía un cuarto para pasar el día y
otro para la noche con un espejo en el techo para
mirarse . Frida fue una mujer que a través de su dolor supo interpretar su
felicidad, gozando y disfrutando de todo. En el segundo piso de la casa se
ubica el estudio de Frida: un caballete para pintar, una silla de ruedas, y una
vista al bello jardín de la parte trasera de la casa.
Es símbolo de la cultura mejicana y de las mujeres que sufren. Decía
que ella no era surrealista, ella
pintaba su realidad .
< Pies para que los quiero,
si tengo alas para volar >.
< Intenté ahogar mis penas en alcohol , pero las condenadas
aprendieron a nadar>.
Hoy es el día de ir a
Xochimilco. Primero pasamos por el museo
de Dolores Olmedo una coleccionista de arte mejicano y admiradora de Frida y
Diego Rivera. Hay una placa en la entrada. Dice:
A EJEMPLO DE MI MADRE LA PROFSESORA
MARIA PATIÑO
SUAREZ VDA. DE OLMEDO QUIEN SIEMPRE ME DIJO
“TODO LO QUE TENGAS COMPARTELO CON TUS SEMEJANTES”
DEJO ESTA CASA CON TODAS SUS
COLECCIONES DE ARTE.
PRODUCTO DEL TRABAJO DE TODA MI
VIDA. PARA DISFRUTE,
DEL PUEBLO DE MEXICO.
DOLORES OLMEDO PATIÑO
El museo rodeado por un espacio
natural con árboles y plantas de Méjico, y animales como los pavo reales,
gansos, patos, guajalotes y los perros mejicanos. El xoloitzcuintle es una raza
de perro sin pelos endémico en Méjico que se mezcla en la cultura cotidiana. Una
escultura de tres perros adorna los
extensos jardines. El museo se enfoca a
la difusión de la obra de Diego Rivera y Frida Kahlo.
Estamos en Xochimilco en una “trajinera” para recorrer las “chinampas”
o islas flotantes como un paisaje veneciano en territorio mejicano. Los canales
de Xochimilco son los vestigios del sistema de trasporte usados en la época de
los Aztecas. “”Viva Lupita” es el nombre
de nuestra trajinera con bancas para los pasajeros y una mesa en el centro para
el servicio de las comidas que se sirven al paso de embarcaciones acompañadas de mariachis,
muchas flores de colores y disponibilidad culinaria: el “elote” o mazorca
tierna es uno de los platos fuertes acompañado de una cerveza “corona” . Las
viviendas de los residentes se ubican a los alrededores de los canales. Un
alegre recorrido comiendo, escuchando mariachis y cantando al paso de las trajineras. Una parada para
conocer el “Ajolote” una especie de anfibio único animal capaz de regenerar
extremidades amputadas, órganos y tejidos lesionados similar a una “salamandra
acuática”.
Después del medio día decidimos pasear por el barrio San Ángel de
calles adoquinadas , casas coloniales, cafés , restaurantes exclusivos y
galerías de arte. Almorzamos en el restaurante “Le Paín Quotidien” reconocido
por su menú francés en la plaza de San Jacinto. Cerramos la tarde en la galería
“Tocamadera” con la piñata de Méjico, la presencia de hermosos gatos, y el
recuerdo de un poema de Jaime Sabinas Gutiérrez uno de los grandes poetas
mejicanos del siglo XX con pensamientos amorosos, de soledades, del tiempo y de
la muerte, grabado en la pared,
“Mi nadre me contó que yo lloré en su vientre.
A ella le dijeron. Tendrás suerte.
Alguien me habló todos los días de mi vida al oído,
Despacio, lentamente.
Me dijo: ¡ Vive, vive, vive !
Era la muerte.
En otros rincones con profundidades en las pardes se mostraban
trabajos de otros autores como Pablo Neruda
“Oda a la madera” fragmentos, 1955 :
“Y de cuanto conozco y
reconozco entre todas las cosas es la
madera mi mejor amiga… te amo, te vi nacer, madera. Por eso si te toco me
respondes como un cuerpo querido… te toco y te abres como una rosa seca que
solo para mi resucitara dándome el aroma y el fuego que parecían muertos…”.
El sábado como “pata de perro” nos levantamos, fuimos a la estación
del metro y regresamos al Zócalo para pasar por el Templo Mayor “Centro u
ombligo de Tenochiticlan” muestra de las ruinas arqueológicas de los Aztecas en
donde se encuentra el recinto sagrado más importante de Méjico. También pasamos
por el exconvento y museo del Carmen, el Edificio de Correos de una
arquitectura barroca con detalles de construcción sobresalientes como las gradas en cantera y mármol que conducen al segundo
piso. Culminamos el recorrido con una entrada al Museo Nacional de Arte con una
exhibición llamativa y el recuerdo de una obra que impresiona y se queda en la
cabeza “los últimos momentos de Atala” del pintor Luis Monroy (1845-1918)
inspirado en la obra de François-Rene de Chateubriand. Un óleo sobre tela de
112 y 150.5 cm:
Con una temática histórico- religiosa, la
pintura narra un amor imposible dentro del espíritu cristiano de la época,
donde los valores debían pasar por encima de las pasiones. Atala, hija de un
colono español en tierras norteamericanas y de una mujer indígena convertida al
cristianismo, se enamora de un aborigen; pero antes de entregarse al amor
carnal ella prefiere morir, ya que había hecho la promesa a su madre de
conservar su virginidad y fe cristiana. El artista eligió el momento de los
funerales que se llevaron a cabo dentro de una cueva; el sufrimiento que evoca
su amado, el joven Chactas, guerrero de la tribu outlalissi, es inaudito. De
rodillas, sostiene un crucifijo y llora desesperado a los pies; el dolor es
captado con gran exactitud. La figura de pie y encorvada del padre Aubry
interpreta la resignación; él enciende una luz como si ésta fuera la esperanza
que llevara al alma de Atala con Dios. Ella es la figura más impactante de la
composición, el artista centró en la protagonista el foco de luminosidad y la
ubicó en el centro de la tela.
Hoy domingo salimos hacia Teotihuacan
una de las ciudades más grandes
de Mesoamérica, lugar sagrado donde al morir y ser enterrados los hombres se
convertían en dioses. Había mucha gente con un recorrido del camino de los
muertos acalorados para primero subir a la Pirámide de la Luna que ofrece una vista
amplia, despejada , acompañados de Zarahy y su novio. La antigua ciudad de
Teotihuacan llegó a tener más de 120.000 habitantes como centro de la administración
y atracción religiosas para la población
conocido como el lugar en donde moraban los dioses. En el norte del valle
levantaron la Pirámide del Sol y la
Pirámide de La luna con una sucesión de siete edificios como puntos para la celebración de
sacrificios “humanos” a los dioses. Un poco hacia el sur se encuentra el templo
de Quetzalcóatl o la Serpiente Emplumada y un espacio abierto que posiblemente
fue el mercado de la ciudad. En el centro
el camino de los muertos, hay una
espaciosa vía ceremonial cuya orientación marca la dirección astronómica de
cada uno de los edificios. Una subida casi gateando a la Pirámide del Sol con
mucha dificultad para bajar felices de
culminar el recorrido.
Fuimos un poco tarde a almorzar al restaurante “La Caverna” organizado
en una gruta de piedra en una colina cercana. Nos comimos un chivo a la barbacoa muy famoso en la región.
El lunes decidimos visitar la Basílica de Santa María de Guadalupe en
un recorrido en el metro con variaciones de líneas que atraviesan la Metrópolis.
La Basílica es un santuario ubicado al pie del cerro de Tepeyac en la localidad
de Gustavo Madero. Una arquitectura moderna con una capacidad para 10.000
personas, construida en 1974.Dedicada a la aparición de la virgen María en 1531 en el llamado “milagro de las rosas”
a un indígena Juan Diego que tuvo el encuentro divino. En la cima de la colina
se encuentra la “capilla antigua” que recuerda el sitio exacto de la aparición
de la Virgen. En la Basílica los visitantes pasan por un sendero al interior
que muestra la imagen verdadera de la aparición de la virgen con una
iluminación y decoración llamativa extraordinaria que conduce a los visitantes
a las bancas y sitios de adoración con una panorámica frontal del altar mayor,
el coro y un órgano moderno majestuoso como fondo para las celebraciones
dominicales.
El martes completamos el recorrido por el Museo del Palacio de Bellas Artes en el
centro de la ciudad en la Av. Juárez
esquina con Lázaro Cárdenas y cuya estructura arquitectónica tuvo varias
etapas, la primera 1904-1916 según el proyecto de Adamo Boari. Suspensión de la
obra y acondicionamiento como espacio de usos múltiple (1917-1929), reanudación
y conclusión bajo la dirección de federico Mariscal (1930-1934). En su exterior
el estilo arquitectónico es Neoclásico y “art Nouveau” , y fue inaugurado el 29
de septiembre de 1934 por el presidente
Abelardo Rodríguez.
Es un monumento patrimonio de
la humanidad especial por su colección de murales con los trabajos de Diego Rivera, David Alfaro
Siqueiros, José Clemente Orozco, Rufino Tamaño, Jorge Gonzáles Camarena,
Roberto Montenegro, Manuel Rodríguez Lozano y Rina Lazo. Los más visitados son
las obras de Tamayo “Méjico de hoy y Nacimiento de la Nacionalidad”, de Rivera “ El hombre controlador del Universo”
y “ La dictadura carnaval de la vida mejicana”, de Siqueiros “ La nueva democracia” y “Victimas de la guerra”, y “La
Catarsis” de José Clemente Orozco.
Es importante mencionar la existencia de más de 108 museos en la
ciudad de Méjico. Hay que ser selectivo y estudiar con detenimiento los que más
se ajusten a los intereses personales y del grupo familiar. Hay algunos que se
encuentran en el camino y logran impactar como resultado de la curiosidad y la
proximidad a los más llamativos. Hoy vamos en el metro al barrio Polanco muy
prestigioso en la ciudad en donde se encuentra el museo Soumaya después de
caminar unos cuatro kilómetros por la Avenida Horacio. Es una arquitectura
moderna vanguardista construido con placas de aluminio en forma hexagonal. El
millonario Carlos Slim construyó el museo en honor a su esposa, sin ánimo de
lucro y entrada gratuita. La
museografía distribuida en seis pisos es
libre al paso de los visitantes y cuenta con piezas de arte valiosas en
pintura, escultura, y materiales en piedras preciosas, una sala de obras de
Marfil. Es imperativo
el recorrido despacio por la riqueza de la exhibición de pintores vanguardistas
como Manet, Monet, Renoir, Degas, Pizarro, Van Gogh, Miró y más. Esculturas de
Rodin, las tres Sombras la Puerta del infierno monumental que nos
trae a la cabeza La Divina Comedia de Dante, Las flores del mal de Baudelaire
y la metamorfosis del poeta Ovidio de la literatura latina.
Para el último fin de semana en Méjico viajamos a conocer algunos
poblados cercanos empezando por San Miguel de Allende. Arrendamos un
apartamento frente al edificio de Bellas Artes, el Nigromante en el centro
histórico con una escultura a las afueras de un toro hecho por el escultor
David Kestembaum. Es un pueblo de la
época colonial de una arquitectura con remanentes del barroco español.
Fue reconocida como la segunda mejor ciudad del mundo para viajar en Guanajuato, capital americana de la
cultura.
La parroquia de San Miguel Arcángel es la más reconocida. Las torres
de la iglesia surgen de la imaginación de un arquitecto que se inspiró en una
“postal” que corresponden con la idea de
una “torta” con la combinación de varios estilos. Almorzamos en un restaurante
bellísimo “Pueblo viejo” con un lindo patio tendedero de ropa, y un menú bien
picante, carne Arrachera y penca de tuna.
Entramos a una galería de arte en donde tienen una escultura de una
cabeza colosal de Javier Marín artista visual mejicano (de Michoacán), que toma
la materia como idea con una producción importante de obras en barro. Es un
pueblo alegre con muchas cantinas, sitios de baile y atracciones para turistas
americanos que además de divertirse vienen a la ciudad por la calidad en sus
servicios de salud. Tiene un centro de artesanías de varias cuadras de
exposición y un museo del juguete popular mejicano, muñecas de trapo con
vestidos preciosos de diferentes sitios del país. Para terminar al paso de una
cantina con letrero “El infierno” para una foto de Ingrid tocando en la puerta
pero afortunadamente nadie abrió. Gratos recuerdos de San Miguel Allende.
Llegamos a Guanajuato cuna de la independencia mejicana con una
entrada llena de túneles, caminos, callejones y pasadizos para evitar inundaciones en las vías. Primera
parada para visitar el Castillo de Santa Cecilia construido en 1678 pero en la
actualidad es un hotel abierto para vistitas turísticas restaurante y reconstrucciones realizadas en
la mitad del siglo pasado.
La principal atracción es el tétrico museo de las “Momias” de cuerpos
encontrados de manera natural en las exhumaciones realizadas en tumbas
del cementerio. El museo tiene casi un centenar de momias y una en especial de una mujer embarazada con su hijo adentro
que es una verdadera atracción. Pasamos
por el museo de la Inquisición con una muestra de “máquinas de tortura” que se
utilizaron en aquella época, sistemas aterradores desde la silla para el
interrogatorio, el potro destrozador, la pera de la angustia para atormentar
homosexuales, y muchas máquinas que salieron de la imaginación para torturar a los acusados.
Templo de San Cayetano construido cerca de la entrada a la mina de
plata la Valenciana de donde se explotó una inmensa riqueza durante el periodo
colonial. La iglesia muestra unos altares laminados en oro. Entramos a la Bocamina
San Cayetano con 60 metros de profundidad en donde trabajaban los indígenas
“esclavos” expuestos por muchos años a los elementos tóxicos de los minerales,
muchos trabajadores murieron sin llegar a saberlo de
silicosis.
Salimos a callejear en Guanajuato por senderos, túneles, y sitios
hermosos que bajan y suben por escaleras
que terminan en sitios adoquinados utilizados por danzadores del
zapateado sobre tablones que aumentan el sonido y alegran a los turistas que se sientan en las escaleras hasta
terminar el espectáculo. En el camino encontramos el teatro Juárez construido a
finales del siglo XIX en donde se realizan conciertos musicales, teatro,
ballet, y exposiciones de pintura. Decoración de paredes y cielo rasos “art
Nouveau” y muebles con tapiz rojo y bordado en oro, un recorrido corto de
precio reducido pero agradable al visitante. Almorzamos en el restaurante “La
table de Andrée” francés con platos “bellamente” servidos. Una tarde de compras especial en artículos de
cuero con una correa de cualquier taller
como recuerdo. En la noche participación en la “Callejoneada” con presencia de varias estudiantinas recorriendo lugares y
cantando alegremente al ritmo de as guitarras. Un terminal en un bar de rock
para escuchar música de Soda Stereo. Super!
El domingo de regreso a la Capital pasamos por Querétaro con una
parada en la Plaza Pública. Una mirada especial a los letreros que anuncian “
Aquí hay pedos de Monja” y descubrir que es un chocolate artesanal Queretano
que no tiene nada que ver con lo que se está pensando. “Es un postre 100 % de la región derivado de un “error” en la improvisación de la receta
que se convirtió en la joya de la corona. A este error lo nombraron Pedos de
Monja en honor a un pastelero italiano afincado en Barcelona que llamó a un postre catalán “Petto di
monca” en castellano “pecho de monja” que al traducirlo por error quedó en
Pedos de Monja que son toda una tradición”. Se complementa la historia con la
existencia de los “Bollos Preñaos” que son panes rellenos de trigo o maíz con
dulces suaves sabrosos de frutas.
La vida es una gran dosis de amor que resulta de la combinación de
muchas cosas que se encuentran al paso
de las aventuras, una revoltura mágica
de lugares mezclados con el cantar de la gente , deliciosas enchiladas
y platos típicos de ensueño, picantes variados,
tortillas con lenguas picadas, sonidos en el aire de guitarras y
trompetas de los mariachis mejicanos, un país hermoso conducidos de la mano por
nuestra amiga mejicana que nos mostró un pedacito de la vida que grita alegre
en las calles una tonalidad que no se olvidará jamás: ¡Que viva Méjico!
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