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domingo, 27 de septiembre de 2009

“Fe de un laico”

José David Tenorio

Desde París, a comienzos de los años 60, le escribía a mi padre contándole mis impresiones sobre la ciudad, sus gentes, sus parques y avenidas, los monumentos, la universidad, los profesores. A él se le ocurrió irlas publicando en el periódico “El País” de Cali , en una columna en la página editorial bajo el rótulo de “Correo de París”. De manera que cuando regresé a Colombia, seguí enviando algunas colaboraciones hasta que me “colgaron una” que no publicaron. Yo lo  nominé “Fe de un laico”.

En ese entonces la familia vivía  en el edificio Mejía Escobar, sobre la avenida sexta, en todo el frente de la iglesia de San Judas Tadeo. Es decir, era mi parroquia.

Resulta que un domingo que fui a misa esta no solo estuvo especialmente larga por el extenso sermón de oficiante, sino francamente absurda (en mi sentir). No recuerdo si es porque coincidió con alguna celebración de la Santísima Trinidad o por qué circunstancia, al sacerdote le dio por “explicar” el misterio de la Santísima Trinidad. Fue el acabose: pésimo el sonido, solo se escuchaba un gangoseo y peor la disertación , para luego de hablar, hablar y hablar, terminar diciendo que la Santísima Trinidad “no se podía explicar. Que era un acto de fe”.

No pude menos de hacer la comparación entre esto que acaba de escuchar y lo que no hacía mucho había oído en la Iglesia de Saint Severin , parroquia del Barrio Latino, en París. El párroco de esta era una persona sumamente preparada , egresado, además, de la Sorbona . En otras palabras una persona, intelectualmente hablando, sobrada. Pues bien precisamente por esto  y quizás por encontrarse en el barrio de la intelectualidad) él preparaba cuidadosamente sus sermones y por escrito. Nada de improvisación.Eran cortos, muy cortos. No más de cinco minutos, pero eran piezas maestras. Recuerdo mucho el título de uno (infortunadamente no de su contenido y, particularmente, la forma de expresarlo) sobre el valor teológico de la amistad. !!Esos si eran sermones que impactaran!! Y con una acústica perfecta. No fue como el bodrio que “escuché” en San Judas. En el mencionado artículo yo hacía esta comparación  y  reflexiones. No volví a escribir más para la prensa.


Hablando de la acústica de Saint Severin. Cuenta con órgano de excelente calidad, que aprovechan para dar grandes conciertos. Una vez  que pasé frente a la iglesia en compañía de una amiga austriaca, vimos unos carteles anunciando la presentación ese día y casi a esa hora de un muy famoso organista alemán que mi amiga había tenido oportunidad  de conocer  y me decía que  entráramos, y yo que tengo oído de artillero para operas o conciertos , me resistía , máxime pensando que era un órgano, ni siquiera una orquesta. Al final, por darle gusto, entramos.

La iglesia estaba casi al tope. Lo primero que me llamó la atención fue la compostura de la gente: callados, muy atentos. Como si estuvieran en misa. Al momento empezaron los acordes y fue algo sublime. Es un recuerdo inolvidable pese a todos los años que han transcurrido. Fue como si yo hubiese estado habituado a oír esa música y ese instrumento. Ese ha sido el primero y único concierto al que yo haya asistido.

                                                       El texto es parte de la documentación propiedad de Marcela Tenorio Delgado y figura, junto con otros, en su tesis doctoral de psicólogía. Se publica con la autorización de ella y del autor.

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