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martes, 5 de junio de 2018

No le cuentes que eres mi amante



                                               Atalanta del Mar



No le cuentes que eres mi amante, no le cuentes. No seas tú quien rompa su mundo de ensueño. Ella me recuerda que contigo también lo disfruté al conocerte.
A ese mundo vuelvo cuando estoy con ella. Bailo, río, canto. ¡Qué ligero y espontáneo me siento! Corremos por la playa, competimos con el viento, atrapamos olas y extenuados reposamos descifrando el lenguaje de las nubes. Ella juega con cangrejos y la contemplo. Así juega conmigo pero no lo sabe. Aún no es consciente de su poder. La dejo hacer, la dejo ser.

Hoy elevamos una cometa, modelo japonés. Me fundí en el cielo hasta que mi mente se perdió. Pronto sentí urgencia de volver a tu abrazo seguro y encontrar tu mirada burlona y amorosa. Como a la cometa, el suelo me esperaba. La luz ya me enceguecía, la energía me abandonaba y mi mente te reclamaba.
Ansiaba estar aquí, tan quietos y reposados; encontrar de nuevo los aromas del té y de la hierbabuena mezclados; disfrutar contigo el misterio de la luna y repetir una vez más la ceremonia de nuestras manos enlazadas.
He pasado la vista por el salón…tan tuyo, tan mío. Constato evidencias de largos años compartidos. Desde las fotos nos hablan rostros sonrientes: en una avenida de una gran ciudad; nuestro primer viaje; las estrellas de mar que recogimos con apasionado esmero; una hamaca nos habla de la pasión que aún hoy nos reclama.
No, no le cuentes que eres mi amante. Aún no. Necesito ese sol en la playa pero también esta luna que sosiega.



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