Vistas de página en total

miércoles, 16 de agosto de 2023

Contar en "Mañana en la batalla piensa en mi"


La novela presenta un estilo singular: un narrador personaje Víctor Francés, nos cuenta a lo largo de toda la trama, los detalles de una experiencia muy personal. Le impacta tanto, que no dejará de expresar sus reflexiones bastante profundas, en torno a la vida, la muerte, el engaño, las consecuencias del actuar o no actuar frente a un hecho determinado y otros temas más, que va encadenando; la vivencia deja al personaje en un estado de “encantamiento”(Página 331, Editorial Alfaguara). “En el fondo sabía que una vez averiguado lo que hubiera que averiguar (si algo había, tampoco podría reanudar sin más mis días y mis actividades, como si el vínculo establecido entre Mata Téllez y yo no fuera a romperse nunca, o fuera a tardar en hacerlo demasiado tiempo, todavía demasiado tiempo y yo quizá para siempre haunted”.

Luz María Gómez

Su vida va a quedar atada. Nos habla de un hilo. Página 61: “Pero aún no estaba afuera y me estaba entreteniendo una vez más, como si mi presencia pudiera remediar algo cuando ya era todo irremediable…como si al estar yo allí las cosas tuvieran aún un sentido, el hilo de la continuidad, el hilo de seda, ella ha muerto pero prosigue la escena que se había iniciado cuando estaba viva, yo sigo en su alcoba y eso hace que su muerte parezca menos definitiva porque yo estaba allí también cuando estaba viva, yo sé cómo ha sido todo y me he convertido en el hilo:…” Los efectos de “el encantamiento” y de estar sujetos a un hilo, llegará a los lectores dispuestos a seguirlo. Jugué el papel de la lectora que escucha con fascinación constante, las profundas reflexiones y disquisiciones de un personaje narrador, bastante peculiar. Tuve la sensación de estar escuchando a un filósofo. Luego me enteré de que Javier Marías, estudió filosofía, igual que su padre.

Víctor Francés, en diversos momentos nos habla de la importancia de contar, de narrar para otros, especialmente si lo que contamos son hechos ocultos: páginas 313 y 314 “Y allí pude contar por fin…seguramente era sólo eso lo que yo perseguía, salir de la penumbra y dejar de guardar un secreto y encerrar un misterio tal vez yo tenga así mismo a veces deseos de claridad y probablemente también de armonía. Conté. Conté. Y al contar no tuve la sensación de salir de mi encantamiento del que aún no he salido ni quizás nunca salga, pero sí de empezar a mezclarlo con uno menos tenaz y más benigno…contar es lo mismo que convencer o hacerse entender o hacer ver y así todo puede ser comprendido hasta lo más infame…Pero hasta puede uno caer en gracia si cuenta, ese es el peligro. La fuerza de la representación supongo…” Ahonda en la reflexión. La encontramos también en las páginas 331 y 332.

El ejercicio que realiza el personaje Víctor con los lectores y con los personajes a los que le resulta imperativo contar (Luisa Téllez y Eduardo Dean), se convierte en catarsis. Javier Marías nos hace vivir la esencia de la novela con la acción de contar: narrar hechos importantes que otros no conocen. Así que el acontecimiento principal, lo vivido por Víctor en una noche, en torno a su casi amante Marta Téllez, pasa a un segundo nivel. Lo crucial, el gran nudo es la narración del hecho, la develación del suceso. Contar también se vuelve urgente para Eduardo Dean y su relato trasciende. Está a la par con el relato de Víctor, a quién no deja indiferente. Me cimbró y de pronto a muchos lectores. La narración de Eduardo Dean nos acerca a Marta Téllez. Estremece descubrir su relación sin sentido con Eduardo Dean.

El alcance de contar, de relatar y crear ficción, lo explica muy bien el autor, en el Epílogo: “Lo que no sucede y sucede” páginas 415 y siguientes. Cito algunas ideas de la página 417, pero son muchas las que podría traer en mención. “Las personas tal vez consistimos, en suma, tanto en lo que somos como en lo que no hemos sido, tanto en lo comprobable y cuantificable y recordable como en lo más incierto, indeciso y difuminado, quizá estamos hechos en igual medida de lo que fue y de lo que pudo ser. Y me atrevo a pensar que es precisamente la ficción la que cuenta eso, o mejor dicho, la que nos sirve de recordatorio de esa dimensión que solemos dejar de lado a la hora de relatarnos y explicarnos a nosotros mismos y a nuestra vida. Y todavía es hoy la novela la forma más elaborada de ficción, o así lo creo.” En contraposición con contar hechos significativos, está el oficio de escribir para otros y más en el anonimato: ser “el negro”. El papel que desempeña Víctor Francés, bajo la sombra de su amigo Ruibérriz de Torres. Allí la escritura surge falseada, sin trascendencia.

No podemos desconocer tampoco, la especial significación que tienen dos películas en todo el entramado. El personaje Víctor Francés (guionista), las instala y relaciona con algunas vivencias suyas y de otros personajes. Ellas son: “Campanadas a medianoche” de Orson Welles y “Recuerdo de una noche” de Mitchell Leisen. La primera la deja rodando en la televisión a bajo volumen, para que Eugenio el hijo de Marta Téllez, no se sienta solo cuando despierte y cobra mucha importancia para “El solo” o “El único”, en una noche de insomnio porque en vez de ayudarle a conciliar el sueño, lo deja inquieto por los siguientes días. La película recoge el tema del ansia de poder, expresado muy bien por Shakespeare en varias de sus tragedias, entre ellas “Ricardo III” y el título de la obra, la frase “Mañana en la batalla piensa en mí” aparece varias veces en la escena III del acto V de la tragedia, según lo afirma el autor en la página 421, bajo el título: “Nota para aficionados a la literatura”. La otra película la deja Víctor en silencio, mientras espera inquieto el desenlace en torno al malestar de Marta Téllez. Es más antigua (1940) y gira en torno a una comedia que rescata el amor y los valores familiares.

El título de la novela y su relación con la película “Campanadas en media noche” y la obras de teatro de Shakespeare, está bien detallado en las páginas 276 y 277: ““Aquel rey estaba haunted o bajo encantamiento, o más exactamente estaba siendo haunted o hanté aquella noche por sus allegados que le reprochaban sus propias muertes y le deseaban desgracias para la batalla del día siguiente, le decían cosas horribles con las voces tristes de quiénes han sido traicionados o muertos por aquel que amaban: “mañana en la batalla piensa en mí” le decían los hombres y la mujer y los niños, uno tras otro, “y caiga tu espada sin filo: desespera y muere” “Pese yo mañana sobre tu alma, sea yo plomo en el interior de tu pecho y acaben tus días en sangrienta batalla: caiga tu lanza. “Piensa en mí cuando fui mortal: desespera y muere” Y ese rey se incorporaba o despertaba aterrado chillando tras estas visiones de la noche horrenda y yo también me espanté al verlas…es la fuerza de la representación, supongo…””

La frase: ““Mañana en la batalla piensa en mí” a veces acompañada por otras, la expresa Víctor en varias escenas de la trama. Me parece significativa la simbología que les da, cuando las trae y las relaciona con los aviones de juguete, que penden del techo del cuarto de Eugenio. Cito dos, de muchas: página 35 “Al avanzar mi cabeza chocó con algo que no me hizo daño, y solo entonces en la penumbra, vi que colgaban del techo, a una altura a la que él no alcanzaría, unos aviones de juguete, sujetados con hilos…vetustos aviones de hélice que seguramente provenían de la remota infancia del padre que estaba en Londres…”

Página 36 “…no se movían, no se mecían, pero aun así todos sufrían el vaivén levísimo…como si por encima de la cabeza y el cuerpo del niño se prepararan todos perezosamente para un cansino combate nocturno, diminuto, fantasmal e imposible que sin embargo ya habría tenido lugar varias veces en el pasado, o pueda que lo tuviera aún cada noche anacrónicamente cuando el niño y el marido y Marta estuvieran por fin dormidos, soñando cada uno el peso de los otros dos. “Mañana en la batalla piensa en mí” pensé; o más bien me acordé de ello.”

Si detallamos la aparición de los fantasmas que le reclaman al rey Ricardo III, sus malos actos cuando está en su lecho y no puede dormir y tenemos presente una de las frases que le lanzan: “Mañana en la batalla piensa en mí” y relacionamos la expresión de la frase que aparece de nuevo, en la escena del niño que duerme bajo unos aviones de juguete que penden del techo, podemos inferir que los aviones simbolizan la batalla que cada uno está viviendo y que señalan un futuro incierto para Eugenio. Víctor Francés, predice los hechos al expresar la frase.

Con relación a las películas que Víctor halla empezadas y deja rodando, nos dice lo siguiente: página 315 “…Cómo y cuándo dieron con Dean en Londres y cuánto tiempo estuvo él sin saberlo desde que el hecho ocurrió y pudo haberlo sabido, cuántos minutos permaneció equivocado, cuánto de su tiempo quedó convertido en algo extraño, flotante o ficticio como una película empezada en la televisión o en los cines de antaño, cuánto pasó a pertenecer al limbo.”

El final sorprende y conmociona. Eduardo Dean necesita contarle a Víctor, lo que vivió en esas veinte horas, en las que estuvo completamente ajeno al final crítico de Marta. Tiene que contárselo para que comprenda el persistente reclamo: ¿Por qué no le informó pronto la muerte de Marta? Y le insiste en que, de haberlo sabido a tiempo, no habría realizado otras acciones de las que ahora se arrepiente. Cuando escuchamos la narración sobre sus vivencias en Londres, nos llega con ella, el trato cínico y frío que marca su relación con Marta y con su amante Eva. No ama a ninguna y lo que le molesta, es haberse quedado solo. No le importa haberse enterado de la infidelidad de Marta. Lo único que necesita saber es si Víctor estaba a su lado en el momento de morir. La respuesta positiva lo tranquiliza. Atenúa su culpa. Le suaviza la imagen de la mujer que pudo morir abandonada.

Podemos formarnos unas ideas de las personalidades de Víctor Francés y Eduardo Dean por sus relatos. Le va mejor a Víctor. Lo vemos muy preocupado por su exmujer Celia. Necesita comprobar que no ha caído en la prostitución. Con relación a su corta vivencia con Marta Téllez, hace lo que puede en circunstancias muy difíciles. Al contar el hecho sin medir las consecuencias, muestra valentía. Debió cimbrarse con el ser frío y calculador de Eduardo. La fuerte impresión lo lleva a imaginar que descuidará a su hijo y hace la fantasía de casarse con Luisa y ser el padre adoptivo de Eugenio. Bonito sueño. Marta tiene una muerte tranquila y digna en contraste con la de Eva. Es como si Marta se hubiera librado de un final trágico por estar con Víctor. Javier Marías le da un buen morir a Marta Téllez, la reivindica, la enaltece; la salva de terminar su vida al lado del ser atroz, que muestra ser Eduardo Dean.

Con esta obra, el autor nos invita a profundizar en muchos temas: la vida, la muerte, el paso del tiempo, las consecuencias de nuestros actos y a la par con ellos, el gran tema de la infidelidad. Nos muestra las dos caras: las variadas vivencias desde el rol masculino y femenino. Javier Marías con su personaje Víctor Francés, enfatiza en la complejidad de los actos humanos. Pienso que la reiteración de las reflexiones profundas sobre el encantamiento, el hilo de la continuidad, el contar, el engaño, la muerte y otros temas, nos invita a tomar con más detenimiento y sentido nuestros actos. Me sorprendió la fuerza que Marías le da al personaje narrador Víctor Francés. Le atribuye omnisciencia, gran capacidad para escudriñar en los comportamientos de los otros personajes; predice sus actos. Tradicionalmente, el narrador omnisciente ha sido presentado en tercera persona. Marías rompe el esquema, al trabajarlo con un narrador en primera persona, que es a la vez personaje. Percibo también que el personaje Víctor, tiene mucho del autor: es escritor, guionista, filólogo y filosofa todo el tiempo; es un hombre culto.

Encuentro también maestría en la caracterización de los personajes: descripción profunda de los estados emocionales que va de la mano con la descripción detallada de los rasgos físicos. La naturaleza con manifestaciones violentas: lluvias torrenciales, truenos, vientos fuertes, caídas de árboles, simbolizan la desazón que viven los personajes importantes, en variadas circunstancias. El humor aparece en variadas formas como atenuante a tanta seriedad y análisis sobre el quehacer humano. Disfruté mucho el que muestra a Víctor haciendo una disertación y juego lingüístico con los significados cercanos de las palabras connovio, conyacente, cofoyador. 

1 comentario:

  1. Gracias Alberto por la publicación. Solo faltó una frase para terminar el texto. Completo la idea: "Lo podemos detallar en las páginas 233,234 y 235 " y mi nombre aparece después del primer párrafo. debió salir al final del texto. Otras veces ha sucedido. Gracias. Buen día.

    ResponderEliminar