Jesús
Rico Velasco
Llegamos
al aeropuerto internacional Palonegro de la ciudad de Bucaramanga, capital del
Departamento de Santander, y nos quedamos en Girón que hace parte del área
metropolitana de Bucaramanga fundada en
1631. Visitamos la Basílica menor de San Juan Bautista ubicada en la plaza
principal considerada monumento
nacional desde 1959. La arquitectura colonial
heredada de los españoles:
calles empedradas, casas con techo
de barro de dos pisos con paredes pintadas de blanco, balcones y barandas en
madera forjadas con portones amplios de
color marrón o negro resaltan la hermosura
de Girón al paso de los visitantes.
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San
Juan de Girón es un patrimonio vivo. En sus calles es muy frecuente encontrar
“gitanas” que adivinan la suerte de
visitantes leyendo la palma de la mano. En el atardecer visitamos el Ecoparque Cerro del Santísimo ubicado en
Floridablanca parte del área metropolitana. Al parque se accede por un sistema
de teleférico de 1380 metros. Dos
ascensores panorámicos permiten divisar como
fotogramas a Floridablanca y parte de la ciudad de Bucaramanga. Una colosal
escultura de Jesús de Nazareth de 35 metros de altura remata
la punta del cerro. La iluminación
facilita a los visitantes jugar con la perspectiva de las luces para
lograr una línea visual acercando un punto principal imaginario y tocar en el
claro oscuro la mano alzada derecha del
Nazareno. Mariana en un ángulo perfecto logra “chocar” la mano con la del
Santísimo entre los rayos de luz y sombras. La estatua fue realizada por el
artista Juan José Cobos Roa escultor con formación en la arquitectura con más
de 30 monumentos alrededor del
país. El lugar cuenta con una
extraordinaria función de luces de
colores sobre fuentes de agua.
Al
siguiente día la visita fue al Parque Nacional Chicamocha con una parada en el
mercado campesino “La Acuarela” ubicado en la Mesa de los Santos, región famosa
por cultivar el café Umpala uno de los más selectos en Colombia. Y con un
primer encuentro con la gastronomía santandereana: un rico almuerzo para probar el tamal santandereano
(tamal de maíz y garbanzo con cerdo o pollo), la carne oreada (técnica
ancestral en que la carne se sala y se deja el sol para conservar pues no había
neveras) y la arepa con mezcla de choclo
de gran sabor a maíz tierno y jugosos chicharrones de cerdo en “La criollita”.
Las calles del pueblito son lindas se siente orgullo de patria reflejado en avisos de gran
tamaño hacia la carretera con los
colores de la bandera amarillo azul y rojo: “Colombia destino turístico de
clase mundial”.
El
Parque Nacional Chicamocha nos recibió con
una entrada monumental. Una
construcción arquitectónica de dos columnas
soportando un aviso sugestivo para los
turistas. Es un parque temático dedicado al ecoturismo. Se recorre por
teleférico sobre el cañón del río Chicamocha en una experiencia visual
extraordinaria. Abierto al público en diciembre de 2006 cuenta con atracciones
como tirolin, pista de patinaje y para Buggies, Jumping, parapente y canotaje.
En un apartado se encuentra el parque de los avestruces, de las cabras y un mirador
de 300º que desciende la mirada por los
peñascos montañosos y cae con una visual al fondo del rio Chicamocha.
El
monumento a la Santanderianidad es un verdadero atractivo turístico, cultural y
artístico de representación patriótica a
la revolución de los comuneros. Construida en mitad de la montaña por el maestro Luis Guillermo Vallejo
escultor, pintor, arquitecto egresado de la Universidad de los Andes. El monumento en homenaje a los comuneros de 1781, constituido por un
conjunto de 36 esculturas sobre una plataforma paraboloide de 55 metros de
largo por 22 de ancho, la cual asemeja una hoja de tabaco orientada
hacia el Socorro (cuna del Movimiento) en el mirador del cañón del río
Chicamocha, llamado Ventanas, en el municipio de Aratoca entre Bucaramanga y
San Gil.
“En el centro
aparece una explosión de rocas sostenidas por rayos, simbolizando el estallido
de la insurrección, y la figura de Manuela Beltrán rasgando el edicto real que
establecía onerosos impuestos. La figura de José Antonio Galán encabeza la
marcha hacia Santafé, en tanto que Juan Francisco Berbeo, aparece sentado en el
piso llorando su traición y cubierto solo por un poncho.
En un extremo Fray Ciriaco de Archila, quien apoyó a los comuneros,
aparece entregando el Manifiesto del Común, y en el extremo opuesto aparece el
arzobispo Caballero y Góngora, tipificado como un traidor, quien cubre su
rostro con una máscara y sostiene su báculo convertido en hacha. Cabe recordar
que Caballero y Góngora ejercía simultáneamente las funciones de arzobispo y
virrey, y se desplazó hasta Zipaquirá para disuadir a los Comuneros de su
intento de ingresar a la capital, pero al regresar a Santafé anuló las capitulaciones
argumentando que habían sido firmadas bajo presión, y el cuerpo de Galán, tras
ser capturado y muerto, fue desmembrado para exponer como escarmiento sus
miembros en diferentes pueblos.
Arciniegas calificó de traidor a Berbeo, pues a cambio del empleo de
corregidor del Socorro ordenó la desmovilización de los comuneros y la captura
de Galán. Aunque autores como Phelan defienden el papel de Berbeo y del
arzobispo, el monumento expresa el sentir común de la tradición santandereana,
que los culpa del fracaso del movimiento, aunque sembró la semilla de la
independencia proclamada en 1810 (Martínez Garnica, Armando; 2006. Los nuevos
movimientos de la Santanderianidad, revista Santander, edición 1).”
Nos
dirigimos por una trocha en muy malas condiciones que conducía a la población
de Guadalupe. La camioneta en que
viajábamos tuvo problemas mecánicos y llegamos a altas horas de la noche. En el hospedaje hicieron un esfuerzo y nos atendieron
a
pesar del tiempo nocturno perdido. A la mañana siguiente salimos por un camino
a campo abierto, pasamos por una finca pagando dos mil pesos para cruzar el
cerco y llegamos a la quebrada Las
Gachas. Famosa por sus pozos rojizos en forma de jacuzzis resultado de la
erosión al paso del agua en contraste
con las rocas negras del piso en extremo
liso y el óxido por el contacto con el agua. La piedra es muy resbalosa y se
recomienda usar medias para evitar caídas. Los
pozos tienen diferentes tamaños, formas y profundidades para un día de
juegos deslizarse sobre la roca y caer
de repente en el pozo de agua en
compañía de los amigos para regresar cansados al hotel, cenar y preparar
maletas para salir temprano hacia el Socorro.
El Socorro es un
municipio que tiene gran influencia en la historia de Colombia. En su entorno
socio político ocurrieron hechos muy importantes que marcan la historia del
país especialmente por el papel desempeñado por sus mujeres “berracas” en la
lucha por la independencia. En 1781 con la Revolución comunera convirtieron al
departamento de Santander y la población del Socorro en cuna de la
libertad con un protagonismo representado en: Antonia Santos Plata,
Manuela Bertrán, Eloísa Uzcátegui, Helenita Santos Rosillo, y muchas Marías,
Margaritas, Rosas, Leonor, … mujeres que
con sus hombres empujaron la revolución. El recuerdo triste del asesinato del
prócer José Antonio Galán cuyo cuerpo fue desmembrado y repartido como escarmiento en varias
veredas como muestra del poder colonial. Las mujeres con sus hombres crearon la guerrilla de Coromoro y Cincelada
para luchar contra la invasión española y tuvieron un papel importante en las
batallas del Pantano de Vargas y en Boyacá.
El Socorro de especial
recordación personal por ser centro genealógico
de la familia de Antonio María Gómez Medina y Matilde Gómez (línea
materna) padres entrañables de mi primera esposa. Y cuna
de la profesora Virginia Gutiérrez de Pineda docente en el Departamento de Sociología
de la Universidad Nacional quien fue mi profesora durante varios años de 1961-1965.
Virginia nació en el Socorro en 1921 y falleció en Bogotá el 21 de septiembre
de 1999. Antropóloga y Etnóloga
licenciada en Ciencias Sociales y Económicas, con maestría y doctorado. Muchas distinciones, títulos y reconocimientos
sociales y académicos recibió en su quehacer profesional. Mujer tierna,
amigable con sus alumnos y colegas, profunda en sus conocimientos y escritos sobre los componentes de La Familia
en Colombia. Una publicación en dos volúmenes en donde analiza magistralmente
los tipos de familia, su composición, distribución regional y que en 1963 nos
facilitó como lectura en nuestras clases. Escritora reconocida sobre el status
de la mujer, el tradicionalismo en el país, el patriarcado, la fecundidad, y la
estratificación social. Reconocida como figura pública en el billete de $
10.000 pesos en Colombia en el año 2016.
Visitamos
el “Museo Casa de la Cultura, historia y
antropología: Horacio Rodríguez Plata” creado en 1954. Especializado en
Arqueología con muchas piezas de la Cultura Guane. La museografía se distribuye
en las salas “El Oratorio”, “Comuneros”, “Independencia”, “Republica”, “Simón
Bolívar”, “Francisco de Paula Santander”, “Antonia Santos” y “José Antonio
Galán”. Hay una sala para conmemorar al maestro José A. Morales “El cantor de
la Patria”. En sus jardines reposan los despojos mortales en un “rinconcito
amable”. Nació en el Socorro en 1913 y
murió en Bogotá en 1978. Cómo no recordar
sus canciones famosas:
Pueblito
Viejo
https://youtu.be/g2dxLdFw_4c?si=GGLjb2MhUgZRY-DD
Cenizas
al viento
https://youtu.be/yaSucdQR65k?si=PBUWQx0yjke8zesU
Doña
Rosario.
https://youtu.be/UHo4wVWGgyU?si=8R22HEMda8-dj219
Soberbia.
https://youtu.be/yzmwrlk7PF4?si=gW3XGIiblpEk8hwq
Tuvimos
el privilegio de visitar la Catedral
Nuestra Señora del Socorro monumento histórico y religioso de gran belleza,
significado cultural y patrimonial. Es la edificación en piedra más grande de
Colombia, con pisos de mármol, vitrales y lámparas de cristal reunidos en una arquitectura excelsa. Su
construcción data de 1683 cuando fueron donados los terrenos para la edificación.
La iglesia construida en piedra
labrada es la única en el país cuyo
altar mayor, pulpito e imágenes religiosas están hechas en mármol de “carrara”.
Salimos
de esta heroica ciudad para visitar el Parque Natural El Gallineral ubicado en
una isla que forman dos brazos de la
quebrada Curití en la junta con el rio Fonce. Su nombre proviene del árbol que
más abunda en la región llamado “Gallinero” también por la ocurrencia de las
gallinas de subirse a los árboles a dormir y
evitar el agua durante las
inundaciones. Es un recorrido tranquilo bajo la sombra de grandiosos ejemplares
arbóreos y en algunas de sus bases letreros grabados con mensajes muy santandereanos: “Mueva ese
sieso que nos cogió la noche”; “Puerro zurrón de mierda”; “Suelte el tiesto de
celular y párame bolas”;” Vaya que lo lamba un sapo”; “Chupe por pingo”. Hay un
lugar amable con una escultura en honor a José Antonio Pereira Arenas,
escultor, compositor y musico, inspirado poeta que le canto a su ciudad y a las
riberas del río Fonce en un pasodoble:
Fue
tu gente valiente y altiva,
Generosa
y de amor por la patria,
Que
ofrendara en la lid comunera
sus
bienes, su vida,
Todo
ello en aras de la libertad ….
Hay
algo que te hace muy hermosa
y agiganta tu encanto y belleza,
que
el mas lindo retazo del cielo
te
cubre tu suelo,
preciosa,
graciosa y alegre ciudad, ….
Pasamos
por un romántico puente de madera con
barandas torneadas y sobretecho. Al lado del río los enormes árboles entre ceibas, anacos, y los grandes
representativos “Gallineros” adornan el camino. Animales pequeños como las ardillas se
acercan a las manos para degustar frutos
que los turistas les brindan. En el “Puente del Amor” es obligatorio el beso de
pareja y de familia para pedirle en un sólo abrazo al cielo la felicidad.
Terminamos en un almacén con el
atractivo de degustar las “hormigas culonas” que abundan en la región. Su sabor
salado y textura crujiente es una muestra de la gastronomía típica de
Santander. Una guía hizo una charla corta sobre la cultura de la Tribu Guanes
quienes criaban y utilizaban las hormigas como parte de su sustento. Otra oportunidad para probar más platos
típicos como la carne de cabrito y la pepitoria elaborada con arroz cocinando las
vísceras y sangre del cabro.
Al
pasar sobre la carretera que lleva hacia Barichara en donde termina la excursión
hicimos una parada en la entrada al
Municipio de Páramo para recorrer el Santuario
de Nuestra Señora de la Salud. Peregrinaciones de diversos lugares llegan para agradecer,
suplicar bendiciones y curaciones a enfermedades poco conocidas. En el
fondo los creyentes se aferran a su fe para pedir por alguna
persona enferma, por su sanación o un “milagro” frente a las dolencias. En la
quebrada que alegre pasa al pie del santuario los turistas recogen agua para ser bendecida por el cura
del pueblo que viene ocasionalmente.
En la
tradición y cultura Guane, Barichara significa “Lugar para el descanso”.
Algunas personalidades reconocidas en el país han seleccionado esta población para
construir sus residencias campestres entre ellas el expresidente Belisario Betancur
quien fue presidente de la nación entre 1982 y 1986. Nació en Amaga Antioquia
el 4 de febrero de 1923 y murió en Bogotá el 7 de diciembre de 2018 a la edad
de 95 años. Contrajo matrimonio con Rosa Helena Álvarez y tuvo tres hijos
Beatriz, Diego y María Clara. Durante su gobierno tuvo que confrontar momentos
de incertidumbre con la toma y retoma del Palacio de Justicia y las 20.000
víctimas de la avalancha del nevado Ruiz sobre Armero dejando una población de niños, hombres y mujeres con
sus almas enterradas en el barro. La familia Betancur continúa vinculada a la
población con los cultivos de fique y piña utilizados en la fabricación de
papel. Visitamos el taller “Fundación San Lorenzo de Barichara” en donde mujeres
cabeza de familia procesan el Fique y la Piña para producir papel, figuras de
animales y accesorios en fique con colores naturales que se venden en su tienda
local y en su almacén en Bogotá.
Lugar
de retiro voluntario para algunos artistas como el maestro colombiano David Manzur Londoño, el pintor vivo más
importante del país que con 95 años de
edad reside en Barichara en plena
actividad artística en su casa-estudio en algún lugar de la ciudad. Pintor de
origen libanés, estudió en la Escuela de Bellas Artes de Bogotá. Sus temas
preferidos en la pintura son la figura humana, los caballos, y la naturaleza
muerta. Otras personalidades se unen a los residentes locales y mantienen su
privacidad lejos de las visitas permanentes de turistas provenientes de muchos
lugares de Colombia.
Barichara
tiene “duende y encanto particular” es reconocido como “El pueblito más lindo
de Colombia” y Monumento Nacional, sus calles adoquinadas le dan un sabor de
arquitectura tradicional colonial. El
sector antiguo fue declarado patrimonio cultural colombiano, las construcciones
están hechas en piedra amarilla con lajas procesadas en las canteras. Las casas
de color blanco, ventanas y balcones de madera de volumen solido muestran
casonas con decoraciones de piedra en sus zócalos hasta sus andenes.
Visitamos
la Catedral de la Inmaculada Concepción
con un altar, arcos y columnas recubiertas
en láminas de pan de oro. La fachada de
la iglesia es de color amarillo que cambia al paso de la luz del sol a ocre arcilloso. El comercio es robusto con
arraigos lejanos en la Talabartería con procesamiento del cuero, la cabuya,
implementos de caballería como sillas de montar, lazos,
frenillos, y productos decorativos. Una labor ancestral es la talla de piedra
en productos para el hogar como sanitarios, lavamanos, mesas, y decoraciones. Un recuerdo realizado mientras
esperas en minutos un par de “jaboneras” en piedra amarilla para adornar el
baño, que tienen peso, pero se acomodan en el espacio de un baño bonito.
Barichara, pueblito donde la piedra, el
fique, el algodón, la madera, el hierro y el papel de colores son usados como
expresiones de la cultura. Una última oportunidad para degustar las panuchas
una especie de galleta con coco y fécula de maíz espolvoreada con lentos sorbos
de una taza de café mientras la suave brisa de Barichara nos despeina, nos
despide y nuestro guía nos llama para
iniciar nuestro viaje de regreso a la ciudad de Cali.
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