Jesús Rico Velasco
Por casualidad nos enteramos que una empresa de turismo local ofrecía una salida hacia Caño cristales con vuelo directo desde Cali. Sin pensarlo mucho decidimos formar parte del selecto grupo de pasajeros que en un avión pequeño aterrizaba un fin de semana del mes junio de 2017 en el aeropuerto de la Macarena. El calor nos recibió retozando sobre nuestros cuerpos de turistas que alegres festejaban pisar suelos prohibidos para viajeros porque estuvo cerrado durante varios años. Almorzamos en la finca “Alcaraván” a unos 30 minutos del pueblo con un propósito específico de sembrar un árbol en un extenso terreno con los hoyos listos para que cada persona sintiera el regocijo de dejar su recuerdo plantado. En la noche fuimos a comer “carne a la llanera”, un grupo de bailarines hicieron una presentación del baile de la región: el joropo. Los hombres con vestidos de color negro y sombrero; las mujeres con falda circular corta con estampados de colores y rematada con un encaje y un adorno floral en la cabeza, ambos con alpargatas. Hombre y mujer de frente se toman de las manos y al ritmo del sonido del arpa el cuatro y las maracas inician un zapateo corto y frenético, el hombre hace mover a la mujer para que en cada giro la falda se abra como una flor. El azote de los pies sobre el suelo va dejando un sabor de fiesta que disfrutamos hasta bien llegada la noche.
Al siguiente día tomamos un desayuno rápido, mientras los dos guías que nos acompañarían se presentaban. Una caminata corta hasta llegar a las orillas del rio Guayabero para montar en canoas con asientos de dos por fila para unas 8 personas más dos barqueros uno adelante y otro atrás manejando el motor de borda, en una travesía por el amplio rio con un recorrido de una hora adornado con avistamientos de aves, monos y tortugas hasta llegar a un corte del rio en la vereda La Cochivera. El rio Guayabero bordea el casco urbano del pueblo La Macarena y es la vía principal para llegar a Caño Cristales. En La Cochivera abordamos unas camionetas 4x4 adaptadas para poder atravesar las trochas polvorientas que nos llevaron a un puesto militar que da acceso al Parque Natural La Macarena.
Las aguas cristalinas, limpias y de colores del rio Caño Cristales merecieron un silencio profundo y miradas extasiadas de quienes lo contemplamos por primera vez. Es como encontrarse con una pintura natural que impacta de manera alucinante.
La Macarenia clavijera, una planta acuática endémica que se extiende por el lecho del rio provoca las tonalidades: rojo, amarillo, verde y violeta, que haciendo contraste con el negro de las piedras y los reflejos de las sombras de los árboles forman un arco iris pintado en un rio que intensifica sus colores con los rayos del sol.
En el manantial el Cajuche se inicia la caminata después de atravesar unos parajes con aguas de profundidad hasta el pecho que asustan. Los guías llaman a los caminantes para adornar el día con notas de aclaración que despejan la mente y aumentan la sensación de fascinación que produce meterse al rio de aguas frías, tocar por primera vez las plantas que regalan generosas sus colores. El ascenso a lo largo del río requiere de esfuerzo físico parar recorrer senderos que suben y bajan para llegar a sitios que han sido nombrados por los guías y caminantes de acuerdo con similitudes del lugar con cosas conocidas. En el caso de “Los Pianos” en el primer encuentro, se puede observar una cascada que baja por unos peldaños como si fuesen teclas de un piano. Se deja libertad a la imaginación, se dibuja entre las piedras al paso de las corrientes y chorros de agua cristalina y las sombras del sol más las ramas perversas de algunos árboles ayudan a completar la figura.
Cada rincón es mágico y sirve para la fotografía. En la segunda parada se llega al sitio conocido como “El tapete”. Una extensión amplia de la Macarenia clavijera se extiende sobre una superficie plana de piedra con brotes combinados de color rosado y rojo con claro oscuros que revientan del fondo.
Más adelante una roca con forma de libro en dos bloques inmensos se opone al paso vertiginoso del agua se le domina “Las tablas de la ley” a semejanza con las tablas de la ley que recibió Moisés en el monte Sinaí (Ex 20: 1-21). Hay que abrir la mente para que surja la figura de Moisés y al frente los bloques de piedra separados por una grieta y recordar a los visitantes que en la primera tabla aparecen los mandamientos que regulan las relaciones del hombre con Dios y en la segunda las relacionan con nuestro prójimo.
Siguiendo la orilla del río se llega a una parada conocida como el “El sector de los Ochos”. Rocas con hoyos enormes que permiten el paso del agua apresurada y juguetona que se mete como entre túneles y remolinos para crear una aventura incierta. Los guías advierten del peligro y recomiendan mantenerse alejados de los agujeros que podrían tragarse una persona.
Éramos pocos los valientes que continuábamos la caminata siempre acompañados de la guía. Después de caminar unos diez kilómetros llegamos a la meta final el “Salto del Águila”. Un peñasco grande con un fondo de caída de agua profundo cuyo ambiente atrae las águilas que vuelan y serpentean en el aire. La alegría de haber llegado hizo que pegara un fuerte grito que se escuchó con eco en las profundidades del abismo. La guía celebraba nuestro triunfo y comentaba que era la persona con mayor edad que lo lograba. Nuestra guía nos tomó una foto como prueba de la hazaña. Debíamos regresar por el mismo trecho por donde subimos. Al paso encontramos algunos caminantes que se fueron quedando a mitad de camino.
Las camionetas nos estaban esperando para regresar a La Cochivera, tomar las canoas de regreso por el río Guayabero, mirar los micos en los árboles, las aves sobrevolando nuestra embarcación y sosteniendo una amena conversación con nuestros guías. Historias de personas que trabajaban en los cultivos de coca como raspachines o recolectores, pesadores y procesadores. Algunos comentaron su experiencia como exguerrilleros de las Farc que ha tenido posesión de la región por muchos años con la producción y procesamiento de la mata. Cuentan con sus propios desarrollos de infraestructura para mejoramiento de carreteras y vinculación de campesinos en su sistema. Se rumora la existencia de yacimientos de petróleo en los alrededores del Rio Caño Cristales y el temor de que su posible explotación ponga en riesgo la conservación de Caño Cristales y el ecosistema de la sierra de la Macarena.
Revisando
las noticias no se encuentra información
oficial que confirme que el Papa Francisco haya visitado o sobrevolado el rio
Caño Cristales en helicóptero. Es posible que el rumor de su visita se debió a
la cercanía de Villavicencio con la
Serranía de La Macarena con la ilusión de un buen futuro para este pedacito de
paraíso.
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