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miércoles, 8 de noviembre de 2023

Desafíos académicos: Escuela de Salud Publica

 Jesús Rico Velasco



 Grandes mentes de galenos preocupados por la salud comunitaria empezaron a cambiar la organización de la formación de médicos en la Universidad del Valle. En 1954 se creó el Departamento de Medicina Preventiva y Salud Publica en la Facultad de Medicina encargada inicialmente del componente comunitario en la formación de los médicos y enfermeras   a través de visitas domiciliarias  a las  familias en el barrio Siloé de la ciudad de Cali  permitían conocer la realidad social  de niños,  mujeres embarazadas, y otros grupos poblacionales   expuestos   a enfermedades que iban mas allá de la atención personalizada. Las prácticas de salud rural en el corregimiento de Candelaria en el municipio de Palmira   mostraron la importancia de las intervenciones en áreas como el saneamiento ambiental :disponibilidad de agua potable, alcantarillado, manejo de basuras, programas de inmunización,  y planificación familiar, desnutrición infantil y  madres embarazadas. Los programas de salud publica sirvieron para organizar a la comunidad  en torno a proyectos  que lograron reducciones  significativas en las tasas de mortalidad materna e infantil, enfermedades infectocontagiosas en niños  y mejoramiento en el bienestar general. Los programas de la universidad del Valle en el Departamento de Medicina Social alcanzaron  renombre en el  nivel mundial y  fueron referentes en los foros internacionales en  salud publica.

 Los estudiantes  orientados por las ideas de la importancia  de la salud publica en la mente notable de Santiago Rengifo, las ideas innovadoras de  Oscar Echeverry, los postulados de Alfredo  Aguirre, la práctica comunitaria de Jaime Rodríguez,  la participación  de Ramiro Delgado de la Universidad de Tulane y la colaboración de la AID  realizaron intervenciones en salud pública en los primeros barrios de invasión en Unión de Vivienda popular ( Mariano Ramos, Republica de Israel, y el Diamante) . Estas experiencias clásicas  de la década de 1960 y 1970 orientaron los postulados y estrategias expuestas en la “Declaración  de Alma-Ata 1978 Salud para todos” que debería lograrse hacia el año 2000.

Los esfuerzos importantes desde el punto de vista práctico y teórico de la promoción y prevención en salud publica se habían  logrado  gracias a  los trabajos de salud comunitaria realizados en Costa Rica  en salud materno infantil con  disminuciones  importantes en la mortalidad.   En    Chile  prácticas saludables  en las comunidades urbanas y rurales  lograron éxitos  en planificación familiar  con el uso de la “T de cobre”  . La experiencia de la Revolución Cubana con sus agentes de salud trabajando  en los barrios de las  ciudades principales  lograron caracterizar la salud de la población  con un registro de salud  casa por casa.

 Nuevos paradigmas en la formación de los médicos y de los profesionales de la salud en general  se discutían en los foros académicos a nivel mundial. Fallas en la aplicación de nuevos acercamientos  tecnológicos  y avances en los sistemas de aprendizaje eran una preocupación en la academia. El informe del Dr. Abraham Flexner que ya  completó mas de 100 años (presentado en 1910) para las escuelas de medicina , y enfermería de los Estados Unidos y Canadá  sigue marcando los paradigma de enseñanza también para muchas escuelas en Latinoamérica. Los protocolos de manejo medico    en dos grandes bloques uno fundamentado en las ciencias básicas y    seguido de las experiencias clínicas enfoque que se mantiene todavía  en muchos centros educativos.  El nuevo decano de medicina de la Universidad del Valle Dr. Héctor Raúl  abrió la discusión sobre los nuevos paradigmas en la formación de los médicos y de los profesionales de la salud en las escuelas de medicina y enfermería y otras especializaciones de salud.  Con ayuda de organismo internacionales  realizó varias reuniones  participativas para discutir los programas.

 De  igual manera  el Departamento de Medicina Social   con cuatro posgrados reconocidos  en el país:  salud pública, epidemiología, administración en salud y salud ocupacional  tomó la decisión   transformar el pensum  centrado   hacia un currículo integrado, flexible, formativo  con posibilidad de auto aprendizaje y auto desarrollo permanente, interdisciplinario, proyectado a diferentes escenarios para buscar respuestas  a los problemas de salud de  la comunidad.

 En la reunión de expertos realizada en Nueva Orleans en 1990 se reconoció la existencia de una crisis en salud pública en la mayoría de los países de la región de las Américas.  El resurgimiento de  enfermedades como la malaria, el cólera, el dengue,  la aparición el SIDA y otras enfermedades infecciosas mostraban el descontrol que existía. Al igual que un aumento considerable en los problemas  cardiovasculares, el cáncer, y  enfermedades psicosociales  como la depresión, suicidio, y la violencia política.  La desintegración progresiva de la familia extensa  hacia una  vida conyugal en  espacios reducidos  incrementaban la  violencia intrafamiliar.  El deterioro del medio ambiente  por  los procesos de deforestación  y la migración de los campesinos  a las grandes ciudades en busca de mejores oportunidades de salud y  trabajo.

 El cuerpo docente  consolidó la creación de una “Escuela de Salud Pública”  con un campo filosófico de formación académica,  investigación y programas de extensión.  Una  escuela abierta con  proyectos de desarrollo social y una metodología basada en “aprender a aprender, aprender haciendo  y el aprendizaje basado en  problemas ( PBL “Problem based learning”).  En 1993 fui elegido como director  de la nueva escuela   que acogía una cohorte de estudiantes alentados por la transformaciones de la reforma académica.

 El nombramiento como director de la Escuela y afianzamiento del cuerpo docente fueron grandes retos.  Llegaba temprano a la oficina para poder tener un estacionamiento cercano y vigilado pues los carros se dejaban sobre la vía. El portero del edificio me acogía con un saludo afectuoso. Ercilia, la señora encargada de los tintos, me recibía siempre con un café recién colado.   Las situaciones y problemas por resolver eran el pan de cada día en la escuela. Mi temperamento fuerte y manera de hablar con vehemencia hacía que algunas veces se sintiera cierta tensión en el ambiente.  Así que una de las secretarias se confabuló con Ercilia para darme agüitas tranquilizadoras o como ella le decía, “amansa machos”,  terminé por aceptarlas con cierta jocosidad, pues la verdad si servían.

 La formación de la escuela se basaba  en el humanismo, la ética ciudadana y la participación democrática. El humanismo  centrado en el desarrollo intelectual, artístico y moral de los estudiantes en su formación como salubristas. Rechazo definitivo a la presencia de la corrupción  que galopaba en las instituciones de gobierno  en los sistemas de contratación y los principios de la democracia participativa alejados de la persecución, señalamientos  y manejo de los bienes del estado en los sistemas de salud.

 El ambiente pedagógico se desarrollaba  en una demostración de tolerancia , solidaridad y respeto. Aprender a respetar las diferencias en los grupos de estudiantes y ser tolerantes con sus compañeros y respetar los comportamientos, maneras de conversas hablar y procedencias regionales que se prestaban a los comentarios chocantes en la comunicación verbal  en las discusiones  de clases o por fuera de los escenarios educativos.  

 Con la reforma se creó un nuevo perfil profesional en donde el salubrista era un soñador político capaz de interpretar los ideales de salud de la gente.  Un líder para construir ideologías  dinamizadora   de cambios y procesos  sociales.  Un  gerente, investigador   y administrador  con manejo del ambiente  público y privado.  La idea de ampliar el contexto filosófico para la enseñanza de la salud publica se movió hacia la creación de Escuelas en las principales universidades en Latino América.  La creación de la Asociación Latinoamericana  de Escuelas de Salud Publica liderada por la escuela de Nuevo León (México) tuvo su primera reunión en Rio de Janeiro  con apoyo de la Fundación Fio cruz y la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Se contó con la asistencia   de los directores de Méjico, Costa Rica, Venezuela, Colombia, Perú, Chile y Argentina y fui nombrado como secretario ejecutivo de la asociación con un apoyo importante de la OPS. También se unieron al movimiento de Escuelas la Universidad Nacional, y la Universidad de Antioquia.

 La construcción ideológica de la Escuela de Salud publica fue un esfuerzo colectivo de un profesorado deseoso de mejorar la academia   e impactar en el mejoramiento de los servicios de salud prestados por el estado y las instituciones prestadoras en los municipios. El desarrollo de proyectos de extensión   en algunos municipios de la Costa Atlántica, San Andres , la Guajira, Buenaventura, Cauca y Nariño daban   participación económica a  los profesores  y profesionales de la salud y generaban ingresos para continuar con proyectos de mejoramiento de la escuela como:  organización de una gran sala de computo dirigida por  un ingeniero  con 40 computadores en línea, en un salón con aire acondicionado y capacidad para  80 estudiantes. Enseñanza compartida en el manejo de programas como Epi info, Excel, manejo de bases de datos, programas de búsquedas bibliográfica, procesadores de palabra,  demografía, y otros. Disponibilidad de computadores portátiles   para los profesores nombrados    de uso particular. En tres años la escuela contaba con 40 profesores nombrados y adjuntos.

 La coordinación  académica al interior de los posgrados se reforzó con un apoyo en docentes externos participantes.  La coordinación de salud ocupacional era manejada por el Dr. Osorio con la colaboración del Dr. Paredes y el Dr. Héctor Velásquez. En el área de epidemiologia se distinguió  la mente científica muy calificada  del Dr. Alberto Álzate. En salud publica el expertismo del Dr. Louis Woolie mostró los caminos a muchos estudiantes  con la ayuda del antropólogo Diego Ceballos y el sociólogo Juan José Jaramillo En administración de salud el reconocido programa de PROADSA dirigido por el Dr. Lores  se expandió por muchas instituciones  de salud  en el país.  El programa PRIMOSP orientado por su creador y orientador el Dr. Jaime Rodríguez quien con mucha dedicación se ocupo de asistir a la reuniones nocturnas  de las juntas de acción comunal en los barrios de   Unión de Vivienda Popular, y dirigió el programa desde su formación con apoyo de la AID y la participación de la Universidad de Tulane y la AID con el Dr. Ramiro delgado.

 La Escuela de Salud Publica contó con la colaboración y apoyo permanente de profesores   reconocidos en la academia como el Dr. Rodrigo Guerrero, el Dr. Gabriel Carrasquilla  distinguido por su colaboración en los posgrados de epidemiologia y salud publica, Gustavo de Ruth, Alberto Concha, Vladimir Zaninovic (presidente de la academias de medicina del Valle)y otros que sería largo y tendido mencionar.  Un  homenaje para todos ellos que trabajaron en la construcción ideológica, estratégica y operacional de la Escuela de Salud Publica reconocida ampliamente en las instituciones de salud Internacionales.

  Otros esfuerzos valiosos fueron las publicaciones   en la revista  “Avances en medica social, publicación científica de la escuela de salud publica”  se inició bajo la dirección y edición del Dr. Ney Guzmán  se mantuvo en publicación hasta el año 2000.  La biblioteca especializada en Salud Publica  muy reconocida con   atención de una experta  de tiempo completo nombrada por la universidad.  La sala jurásica  reunía a un grupo de prestigiosos salubristas distinguidos jubilados  de  instituciones  como la OPS, la OMS, y universidades en el exterior.  Alberto Pradilla Md. jubilado de la OMS en Ginebra, y al Dr. Carlos Hernán Daza de OPS en Washington,  se distinguieron como caballeros en el buen  trato con los estudiantes y soportes científicos.

 EL CUIP (Centro Universitario para investigaciones de población) un proyecto de fuerza internacional financiado por la OPS y el UNFPA ( Fondo de Naciones Unidas para actividades de población) alcanzó una presencia  importante en la formación de  estudiantes de medicina, enfermería, odontología, y trabajo social que rotaban por la Escuela para recibir formación en estudios de población  de los municipios del valle. Con el Dr. Alberto Bayona, economista demógrafo, y con    el auspicio de  la FES y de la Secretaria Departamental de Salud   dirigida por nuestro alumno Luis Fernando Cruz, se logró culminar un proyecto que facilito la programación con base en grupos poblaciones para dirigir y evaluar las actividades a  nivel  municipal.  La FES  financió un proyecto para determinar las tendencias de la población colombiana muy bien recibido en los servicios e instituciones de salud. Participé en la dirección de este centro  con ayuda de los doctores  Daniel Bermeo y  Guillermo Llanos  hasta mi jubilación en el año 2000.

 La OPS financió las actividades de un grupo de estudiantes sobresalientes: Luis Fernando Cruz, Luz Nelly Girón y  Edgar León Uribe, y yo como director para realizar una amplia investigación sobre las condiciones de  eficiencia de los servicios de salud materno infantiles en 41 municipios del  valle del cauca. Los resultados fueron publicados en una obra galardonada con el premio Hernán Saavedra  Racines otorgado por la Beneficencia del Valle a la mejor investigación en salud realizada en el Valle en 1985.

 Una especie de camaradería se gestaba entre los profesores encargados de proyectos y programas de la escuela, se organizaba una reunión “casi obligatoria” de retroalimentación todos los viernes a las 4 de la tarde. Acudían  un poco más de 16 profesores y para formalizarlas  se llevaban actas de las reuniones. Se desarrollaban en total armonía finalizando hacia las 6 de la tarde. No estoy seguro desde cuando se volvió un acuerdo tácito  continuar la reunión en “Green Bird “ un bar  y fuente de soda ubicado relativamente cerca de la escuela. Se convirtió en una costumbre, ya nos esperaban con una mesa larga acomodada para nosotros. Sosteníamos largas y entretenidas conversaciones acompañadas de algunos tragos y pasa bocas hasta altas hora de la noche. Esta reunión no contaba con la complacencia de esposas y compañeras de los profesores. El algunas ocasiones pasaban en sus vehículos y miraban de reojo. En alguna ocasión una de ellas más osada  paró  y desde el carro  gritó:

 « ¡Para la casa!  Ya es muy tarde, ya casi es media noche»

 El profesor dueño de aquel regaño no tenía más opción que obedecer, despedirse y marcharse con su esposa. Por supuesto que después de esta escena, todo terminaba  en un proceso de despedidas. La Escuela tuvo algunos casos de profesores con problemas de alcoholismo.

  El programa Proadsa alcanzó gran renombre en las instituciones  de salud   del país en la formación  profesional y técnica  con seminarios, cursos de integración, prácticas institucionales orientados a lograr el título de especialización de administración de salud.

 Buenaventura era unos de los municipios con mayor acogida de los programas de Proadsa.  En uno de lo actos de clausura de un curso intensivo de 500 horas con la asistencia de dirigentes  administrativos  locales, de la Secretaria Departamental de estudiantes  y familiares, en la parte final del acto de entrega de los diplomas y luego de muchos aplausos y alboroto. Un estudiante médico negro acuerpado y muy bien vestido, pidió la palara, y dijo:

 «Quiero agradecer a las directivas de la escuela de Salud Pública de la Universidad del Valle por este proyecto de formación educativa. Los contenidos y la participación  esmerada de los docentes   se refleja en este  acto  solemne. Pero quiero decirle a las directivas de la universidad que lo único en que no estamos de acuerdo  es en el tamaño del “diploma” que nos han entregado, lo consideramos muy pequeño. Para las próximas capacitaciones  creo que podrían ser más grandes.»

 La intervención fue magnífica. Con el Dr. Lores miramos  los diplomas aparentemente eran muy bonitos con el logo de la universidad del Valle en el centro en un fuerte color rojo,  un enunciado en donde la universidad y la escuela de salud publica certificaban la participación en el curso  y las   firmas del director de la Escuela y de Proadsa.  La intervención produjo mucha hilaridad entre los asistentes que aplaudieron y aumentaron la alegría. Aprendimos que hay una expectativa cultural en el tamaño apropiado  que deben tener los diplomas universitarios. No hay  uniformidad, proporcionalidad  y se utilizan en  tamaños diferentes  sin responder a normas institucionalizadas.  Sin embargo, atendiendo a esta sugerencia se amplio un poco el tamaño de los  diplomas de los cursos.

 Como director  apoyaba las actividades de docencia  en el área de  metodología de investigación.  Publiqué una “Guía práctica para la elaboración de proyectos de investigación  en salud” utilizada por estudiantes de posgrado para sus tesis, y  profesores para la presentación de sus publicaciones.

 PRIMOPS fue un programa de investigación en el desarrollo de modelos de prestación de servicios de salud creado y dirigido por el Dr. Jaime Rodríguez con la colaboración de Dr. Alfredo Aguirre y una coordinación interinstitucional   de la secretaria municipal de salud publica. Un programa  con monitoreo permanente del estado nutricional  de los niños menores de cinco años en casa,  medidas antropométricas, control de embarazadas para la atención institucional o con parteras con atención domiciliaria  y asistencia del puesto de salud, vigilancia del recién nacido y  promoción  de la lactancia materna durante los primeros seis meses, vacunación  para el control de la enfermedades inmunoprenibles y control de la mortalidad infantil  y materna.

 En noviembre  de 1997 la Universidad del Valle me confirió la distinción académica  de “Profesor Emérito” ( emeritus profesor, en latín) en reconocimiento  al trabajo realizado. Es   la máxima distinción  lograda por las contribuciones sobresalientes en la enseñanza, en la investigación y en la comunidad academica.

 

 

 

 

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