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miércoles, 8 de noviembre de 2023

"El lugar": ¿historia de vida o novela?

 

       Luz María Gómez

 La autora Annie Ernaux, enuncia desde las primeras líneas, la necesidad que siente de escribir después del fallecimiento de su padre: ““De pronto, pensé con estupor: “Ahora sí que soy una auténtica burguesa” y “Es demasiado tarde”. Después en el transcurso del verano, mientras esperaba mi primer empleo, pensé: “Tendré que contar todo esto”. Quería hablar, escribir sobre mi padre, sobre su vida, y esa distancia que surgió entre él y yo durante mi adolescencia. Una distancia de clase, pero especial, que no tenía nombre. Como el amor dividido.” “Editorial Tusquets, páginas 20 y siguientes.

 Y Annie se dispone a escribir. Enmarca la narración en un período entre guerras:  la primera (1914-1918), la civil española (1936-1939) y la segunda (1939-1945). La historias de vida de su grupo familiar como la de infinidad de familias, quedarán talladas por la atroz violencia:  atropellos que aplastarán la dignidad y conducirán a la población a una profunda miseria y pobreza. La hermana de Annie morirá a temprana edad de difteria, víctima del desamparo social.  No estaba vacunada como todos los niños pobres de su entorno. Annie presenta las fechas de las guerras, sin nombrarlas. La escritora nacerá en 1939, en la última etapa de la guerra civil española. Destaco algunas citas:

“Cuando llegó la guerra del 14, en las granjas no quedaron más que chavales como mi padre y ancianos. Los protegían. Él seguía el avance de los ejércitos en un mapa colgado en la cocina,…” página 28.

En 1939 no le llamaron, demasiado viejo ya. Los alemanes incendiaron la refinería y él partió en bicicleta por los caminos mientras ella viajaba en coche, estaba embarazada de seis meses. En Pont – Audemer recibió los impactos de un obús en la cara y fue a que le curaran en la única farmacia abierta. Los bombardeos continuaban…Cuando los alemanes los alcanzaron, él volvió a L…El colmado había sido completamente saqueado por los que no habían podido huir. Mi madre regresó también y yo nací al mes siguiente. En el colegio, cuando no entendíamos algo, nos llamaban los niños de la guerra.” Página 42

“La guerra había terminado. Llevado por el optimismo general de 1945, decidió dejar el valle. Yo enfermaba a menudo, el médico quería enviarme a un sanatorio. Vendieron el negocio para regresar a Y…, cuyo clima ventoso y la ausencia de cualquier río o arroyo les parecía beneficioso para la salud… Los alemanes habían quemado la ciudad y las casetas y las norias se alzaban entre los escombros. Durante tres meses vivieron en el apartamento de dos habitaciones, sin electricidad, con el suelo de tierra batida, que les prestó un familiar. Ningún negocio al alcance de sus posibilidades estaba a la venta.” Página 44

Annie nos habla del abuelo paterno, para destacar en últimas, la imagen de su padre. El abuelo fue un ser analfabeta, maltratador de su pareja y de sus hijos. Como si fuera poco, se indisponía cuando alguien leía algún texto en su entorno. El hijo romperá la cadena de opresión.  Ernaux logrará educarse y escalar en posición social. Paradójicamente en “el nuevo lugar”, se sentirá distante, en especial del padre. Distanciamiento que él nunca percibió. 

Pasemos al título de la obra: “El Lugar”

“El lugar” representa el espacio social tan luchado por la familia que a su vez generará otro lugar para Annie. “El lugar” es también la posición de la imagen del padre, desdibujada en cierto momento del recuerdo: “Escribo despacio. A medida que me esfuerzo en desvelar la verdadera trama de una vida dentro de un conjunto de hechos y de decisiones tengo la sensación de que pierdo el verdadero rostro de mi padre. El retrato tiende a ocupar todo el espacio; la idea a avanzar por sí sola. Si, por el contrario, dejo que se deslicen las imágenes del recuerdo, vuelvo a verlo tal como era, su risa, su forma de andar, …” Páginas 39 y 40

“El lugar” representa la búsqueda de un espacio digno para vivir. Padre y madre, luchan por él y lo hallan. Es el espacio que les permite por fin, vivir con dignidad. En el que pueden administrar su propio negocio y sortear con holgura las necesidades básicas. Es el espacio que permitirá a Annie, la culminación de estudios y el alcance de su primer trabajo como docente. El padre disfrutará poco de los significativos logros: morirá dos meses después de que Annie obtenga su primer empleo.

Ernaux desea escribir una novela: ““Así que empecé a escribir una novela en la que él era el protagonista. Sensación de asco a mitad de la narración. Poco después me doy cuenta de que la novela es imposible. Para contar una vida sometida por la necesidad no tengo derecho a tomar, de entrada, partido por el arte, ni a intentar hacer algo “apasionante”,conmovedor”. Reuniré las palabras, los gestos, los gustos de mi padre, los hechos importantes en su vida, todas las señales objetivas de una vida que yo también compartí. Nada de poesía del recuerdo, nada de alegre regocijo. Escribir de una forma llana es lo que me resulta natural, es como les escribía en otro tiempo a mis padres para contarles las noticias más importantes.”” Página 20

“Desde luego no siento ningún placer al escribir, en este empeño por mantenerme lo más cerca de las palabras y las frases oídas…No para indicarle al lector un doble sentido y ofrecerle la satisfacción de una complicidad, que yo rechazo en cualquiera de sus formas, nostalgia, patetismo o burla. Simplemente porque esas palabras y esas frases dibujan los límites y el color del mundo donde vivió mi padre, donde también viví yo. Y donde jamás se tomaba una palabra por otra.” Página 40

Annie Ernaux expresa claramente porque decidió escribir en un lenguaje sencillo, llano, nada poético. Me llama la atención las razones que expone: no tiene ningún regocijo, ni nada que celebrar. Como si la poesía sólo expresara momentos alegres, de celebración. La poesía se detiene en muchas ocasiones en momentos de dolor, de carencias, de pérdidas: la muerte, el desamor, la soledad y muchos otros estados emocionales complejos. Dice también que usa un lenguaje llano para destacar el lenguaje básico que hablaban sus padres en un ambiente muy natural que ella claramente percibió y conservó desde una gran distancia.

La obra “El Lugar” me parece meritoria por la temática trabajada: la incidencia de las guerras mundiales y la civil española, en cada ser y en las relaciones interpersonales, en especial en el contexto familiar. Annie lo destaca en estas frases:

“Al escribir se estrecha el camino entre dignificar un modo de vida considerado inferior y denunciar la alienación que conlleva. Porque esas formas de vida eran las nuestras, y casi podía considerarse felicidad, pero también lo eran las humillantes barreras de nuestra condición (conciencia de que en “en casa no estamos del todo bien”, me gustaría decir felicidad y alienación a la vez. O, más bien, la impresión de balancearse de un extremo a otro de esta contradicción.” Página 48

No comparto la visión que Annie tiene de la poesía y mucho menos aún que se niegue a usarla en la construcción de su relato. La obra no me sedujo, no me atrapó. Me pareció muy interesante la temática y encuentro en sus planteamientos, una visión crítica y por tanto un gran aporte; pero cuando leo literatura, lo que más espero encontrar y me genera gran deleite, es el trabajo con el lenguaje:  transformación del cotidiano, con el uso magistral de figuras literarias, en especial de metáforas, que redundarán en múltiples y profundas significaciones.

Annie insiste en usar un lenguaje simple, llano, que admita apenas una interpretación. La escritora lo tuvo claro antes de empezar la obra:  no crearía poesía, ni novela. Historias que contar abundan. El gran logro es cómo se cuentan, cómo se usa el lenguaje. Annie narró en un lenguaje cotidiano una historia muy compleja y con ello perdió la oportunidad de elevarla, de enaltecerla. Creó un relato de no ficción. Lo enfatiza en la siguiente cita: “Han pasado varios meses desde que, en noviembre, empecé este relato. Me ha llevado mucho tiempo porque poner al día hechos olvidados no me resultaba tan fácil como inventar. La memoria se resiste.” Página 90.

  La escritora rozó un poco lo literario, al presentarnos una visión subjetiva: una mirada sobre la vida del padre, impregnada de sentimientos, así ella dijera, que narraría con objetividad: “Reuniré las palabras, los gestos, los gustos de mi padre, … todas las señales objetivas de una vida que yo también compartí”. Página 20. Cita presentada ya, de manera más completa. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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