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miércoles, 29 de marzo de 2023

Amor bajo el opio de la luna


La noche toda nuestra: la brisa,

La oscuridad y las estrellas.

Fuiste mía bajo el opio alucinante

De la luna y   mío fue también

 El incendio de todas tus caricias.

 

 Asidos de la mano caminábamos.

 En un instante, la ráfaga de un trueno

Rasgó las vestiduras de la noche,

 Humedeciendo en tus ojos almendrados

 La ondulante llamarada del deseo.

 

Entonces palpitaron como alas

Los impulsos de un vértigo escondido,

Tu cintura fue presa de mis brazos,

Y tu boca, dos pétalos abiertos,

Unidos con pasión a mi lujuria.

 

Desnudos, bajo el marco plateado

De las nubes, tú fuiste ánfora

Y yo fuego, cuando encendimos

La lámpara interior del desenfreno

Con los destellos del opio de la luna.

 

Tus senos de fina orfebrería,

Provocaron la comba de mis manos

 Que como arcilla se escapaban de mis dedos.

Y fuiste sabia al ofrecerme

 El fruto madurado del deseo.

 

Me sentí pirata en un mar de tempestades

Timoneando un barco con las luces apagadas

 Sobre las olas morenas de tu carne.

Y fue la entrega, la pasión y el éxtasis

Bajo el opio alucinante de la luna.

 

Como un canto lejano

Se quedó en mi memoria detenido

Tu último gemido.

Aquel gemido musical y largo que insinuaba

La dualidad de estar plenos y vacíos.

 

 Eduardo Toro Gutiérrez



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