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lunes, 15 de agosto de 2022

La Reforma Agraria en Colombia

 


José David Tenorio

     El primer intento serio de realizar una reforma agraria en Colombia, fue durante el primer gobierno de López Pumarejo, pero tuvo tanta oposición, que fracasó. (Hay que recordar que todavía a finales de los 50 la mayoría de la población colombiana vivía en el campo. Era rural. Las ciudades apenas empezaban a despegar. Y prácticamente los que mandaban la parada eran los grandes latifundistas). El Dr. Carlos Lleras Restrepo que mostraba claramente sus aspiraciones presidenciales empezó a agitar el tema de la reforma agraria en todo el país. Por coincidencia o por temor a lo que planteaba Lleras, la Sociedad Colombiana de Agricultores, en 1.959 o 1960 (no recuerdo bien) organizó en Bogotá un Congreso Agrario Nacional en que el tema central era la reforma agraria.

 Los organizadores mandaron invitaciones a las universidades para que asistieran presentando ponencias. En el Colegio nos escogieron a tres (allí no estaban ni Arturo ni Jaime) para estudiáramos la invitación y viéramos qué ponencia se podía presentar. Nos reunimos y recordando  uno de los famosos discursos de Lleras definimos que seria sobre el sistema cooperativo (no porque en el Rosario se estudiara esa materia o porque alguno de nosotros tuviéramos conocimientos sobre el particular, sino porque nos pareció llamativo y novedoso eso del "cooperativismo" del que ninguno tenía la más mínima idea) y nos distribuimos el trabajo de averiguar e investigar en torno a ese tema. A mí me apasionó y no solo hice lo que me correspondía sino todo el trabajo (el mío y el de los otros) y cuando volvimos a juntarnos resulta que esos bogotanos no habían hecho nada. de manera que quedé yo con mi trabajo para irlo a presentar en la SAC.

 Pasada la inauguración los asistentes se distribuyeron en mesas de trabajo y yo escogí una (éramos unos pocos) en la que se encontraba el Vicepresidente de la SAC (un judío de origen suizo) y Ramírez Moreno (uno de los "leopardos", padre de los Ramírez Ocampo). Como nadie tenía nada preparado y yo dije que tenía un documento, me dieron la oportunidad de presentarlo. Pero no había avanzado mucho cuando el judío me interrumpió armando un escándalo porque lo que estaba proponiendo era "comunismo". Como quien dice dejar entrar el diablo en la casa de Dios. Pero Ramírez Moreno, a quien no conocía y solamente vi ese día  y en esa ocasión, se echó un discurso grandilocuente ponderando y alabando al Colegio del Rosario, "cuna de la Patria, etc., etc."  y que siendo yo un joven producto de esa madre "nova et vetera" (enseña del escudo del Rosario), había que escucharme. De manera que a regañadientes del judío, pude terminar. - ¿Qué fue lo que tanto lo alborotó? Básicamente que yo estaba proponiendo la propiedad colectiva entre familias asociadas (y otras cosas, pero ese era el meollo) y eso era peor que haberle mentado la madre. (Ese trabajo fue la base para desarrollar mi tesis de grado: "El Sistema Cooperativo y la Reforma Social Agraria en Colombia". Tesis sobre la cual escribió un artículo Jaime Quintero, "Ariete", padre de los Quintero Cruz: Hernán, Jaime, ponderando sobre manera esas ideas e iniciativa).

Inicialmente mi tesis de grado fue rechazada (hecho insólito ya que el autor era un Colegial escogido por méritos académicos). Jamás soñé que eso me pudiera pasar. Sucede que por dármelas de café con leche, engreído o lo que fuera, se me ocurrió escoger como Presidente de Tesis a Antonio Álvarez Restrepo, destacado jurista y profesor universitario, varias veces ministro, amigo de Ospina Pérez y de Laureano, jefe conservador que en varias oportunidades fue profesor del Rosario, pero no mío. Ni siquiera lo había saludado alguna vez y menos conocido. De manera que yo fui poco menos que un aparecido que él recibió por proceder del Rosario y no en consideración a mi persona y siendo persona tan ocupada como estaba, debió recibirme la tesis un poco a regañadientes.

Al poco tiempo Monseñor Rodríguez Plata me llamó, bastante preocupado y contrariado conmigo para informarme que mi tesis había sido rechazada. No me mostró la carta pero me dijo que básicamente decía que yo me había limitado a reunir una gran cantidad de citas tomadas de varios autores sin que estuvieran armonizadas y en definitiva no estaba planteando una tesis. Lo más elemental y elegante de parte de él ha debido ser llamarme y decirme lo que opinaba e inclusive haberme aconsejado y si yo no le ponía cuidado o no daba pie con bola, pues entonces si rechazar la tesis. Yo no fui a hablar con él para pedirle alguna explicación, pero le respondí  a Monseñor (bastante indignado) que yo si estaba haciendo un planteamiento de fondo y presentando una tesis original, que me permitieran someterla al rigor de otro examinador. Por ser yo un Colegial y por la forma como hablé, me aceptaron que buscara otro examinador. En esta ocasión escogí a Álvaro Copete Lizarralde, profesor de Derecho Constitucional de todas las universidades bogotanas; jurista de tiempo completo, estudioso del derecho como el que más y que sí había sido mi profesor y me tenía gran aprecio. Por supuesto que le conté lo que había sucedido y él, buena persona como era, no descalificó al otro, pero revisó bien mi tesis, la alabó y la aceptó. Unos años después el profesor Lizarralde, con ancestros caleños, habiendo estudiado a fondo el hinduismo se volvió monje de esas creencias, vistiéndose con la túnica azafrán y rapándose la cabeza para dedicarse de lleno a la misma.

Con el tiempo me he puesto a pensar qué sucedió con Álvarez y encuentro que el primer error fue haberlo escogido sin conocerlo y en un momento en que se encontraba inmerso en la actividad política y profesional. Realmente no debía disponer de mucho tiempo. Y que no leyó la tesis completa; debe haberla empezado a ojear y brincar de una parte a otra y al encontrar tantas citas y no hallar el sentido de mi tesis (que realmente es muy breve, podría escribirse en dos páginas), lo llevó a eso. O peor (espero que no haya sido por eso) siendo un ilustre representante de la godarría y de la venerable orden del bramadero, no podía permitir que asociaran su nombre a una propuesta de expropiación (si no se lograba la negociación directa) de tierras cultivadas y su  colectivización (pero no a la manera comunista, ya que proponía, reconocía y respetaba la propiedad privada). Pero todo esto ya es puramente especulativo y también podría ser que pura y simplemente, y actuando de manera sincera, a él no le hubiera gustado mi tesis. Con el tiempo tuve la satisfacción de enterarme que uno de los documentos que se tuvieron en cuenta en la comisión redactora de la ley de reforma agraria, fue la ponencia que presenté en la SAC.

 

                                                            

 

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