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lunes, 27 de diciembre de 2010

Número equivocado

                                                     José David Tenorio

Son las cinco de la mañana. Carlos, un joven arquitecto, se encuentra extenuado tras una larga noche de trabajo, aunque feliz, pudo darle los toques finales al trabajo que debe presentar horas más tarde a sus jefes ( ¡¡Qué ironía de la vida!! Los jefes se llevan los honores y reconocimientos y a nosotros ni nos mencionan .Cuando sea jefe también espero tener esclavos que trabajen para mi”). Ensimismado en sus pensamientos no oyó el celular, pero la insistencia lo sacó de su abstracción.
-¡¡Socorro Juan!! ¡Ayúdame!
-¿¡Qué es esto!? ¿A quién llama? ¿Quién es usted?
-Juan soy yo ¡¡Ayúdame por favor!!
-Le repito, ¿quién es usted? ¿Qué le sucede?
-Soy María  y estoy en peligro. ¡Ayúdame!
-No conozco a ninguna María. No me llamo Juan y lo que debe hacer es llamar a la policía.
Se afeitó, se dio un duchazo y salió a la cafetería de la esquina a tomarse  un café. Salió mordisqueando una arepa de maíz, en dirección al paradero del metro,  sin dejar de pensar en la llamada. Mientras viajaba  reconstruyó varias veces la llamada y recordó la voz de angustia de su desconocida interlocutora. ¿Quién será María? ¿Realmente se encontraría en peligro? ¿Cómo habrá dado con mi celular? ¿Será casualidad o será el destino? ¿Será joven y bonita? Aunque alterada, su voz me pareció dulce.
En medio de estos y otros sentimientos confusos llegó a su trabajo. Presentó el proyecto que fue elogiosamente comentado. Después se quedó distraído. Seguía  escuchando el llamado. Su jefe pensó que su actitud desvaída sería producto del agotamiento.

Carlos varias veces hizo el amago de tomar el teléfono y llamar. Pero varias veces se contuvo ¿Contestará? Y si responde ¿qué le digo? Y así, entre dudas y sobresaltos, llegó la hora de regresar. Mientras lo hacía reunió el ánimo suficiente, así que una vez descendió marcó.
- Aló.
-Por favor ¿está María?
-¿Quién la llama?
-Carlos.
-¿Usted habló con ella esta mañana?
-¿Quién es usted, por qué  lo pregunta?
-¿Qué conversaron?
- ¿Es usted el padre?
- ¿Cuánto hace que conoce a María?
- Yo he contestado, respóndame por favor, solo deseo hablar con María.
- No es posible.
- ¿Por qué?
- Usted fue la última persona con quien ella habló.
-¿Cómo lo sabe?
- Porque en su celular aparece el número del que usted me está hablando.
-¿Qué importa?
-Sí importa, porque somos la policía.  María fue asesinada  y necesitamos que usted declare.


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